

La novela gráfica «Los Fantasmas de Pinochet», de Francisco Ortega y Félix Vega, entrecruza la realidad y la fantasía, lleva el dato biográfico al encuentro de «Star Wars» y Charles Dickens, para develar a un personaje y repasar la historia chilena reciente.

«Los Fantasmas de Pinochet» Francisco Ortega y Félix Vega Planeta Cómic $16.900
136 páginas
Por_ Rafael Valle M.
Son los últimos días de Augusto Pinochet detenido en Londres, preámbulo de un regreso a Chile al que seguirá la muerte y un juicio sobrenatural. «Los Fantasmas de Pinochet», novela gráfica de Francisco Ortega y Félix Vega publicada por Planeta, recorre en ese camino una vida desmenuzada en viñetas, épocas y escenarios terrenos y ultraterrenos diversos. Cinco años de investigación y trabajo hay detrás de esta mirada biográfica sin concesiones, donde el protagonista está lejos de ser un héroe y se bucea en los miedos, obsesiones, culpas, pecados y secretos que modelan al personaje desde su infancia en Valparaíso. “Es una novela histórica y una novela de género con Pinochet”, define Ortega, guionista de cine, TV, historietas y autor de exitosas novelas como «Logia» (2016). “La obra tiene una posición y una visión política, porque toda obra tiene que tenerlo. No es una obra amarilla, sino que es bien directa», detalla. En 2011 llegó la semilla del proyecto con la propuesta de una serie de TV por parte del guionista –junto al escritor argentino Guillermo Amoedo– sobre hijos de detenidos desaparecidos que conmemorara los 40 años del Golpe de Estado de 1973. “Entre la propuesta que presentamos a ChileVisión estaba que la serie no fuera tan realista, sino que usara un poco lo que había hecho Guillermo del Toro, y sobre todo lo que había hecho Carlos Jiménez en el cómic al retratar a los niños en la época de Franco (…) que es básicamente que estás hablando de una dictadura, pero haciendo un espejo con la fantasía”, cuenta Francisco Ortega. La idea televisiva no prosperó, pero en 2016 las ideas de Ortega comenzaron a reciclarse tras una conversación de café con su futuro socio en «Los Fantasmas de Pinochet» y el dibujante Gonzalo Martínez. “Les comenté que quería hacer un cómic de terror, pero de terror histórico”, recuerda Vega.
Gringos
“Desde los años 90 que somos amigos con Pancho. Compartimos dos grandes obsesiones: Pink Floyd y los dinosaurios, y por otro lado está la obsesión por los villanos”, acota el artista, uno de los chilenos más reconocidos en Europa en el género y creador completo de reconocidas obras como «Juan Buscamares» y «Duame». Las afinidades le quitaron discrepancias y enfocaron este proyecto intenso, plagado de imágenes simbólicas y que va in crescendo desde la espectral mansión en Londres hasta su clímax operático. “Si hay una cosa que hablamos en la composición, el orden y sobre todo el trabajo gráfico que hizo Félix, es que esto es 100% cómic. No lo puedes llevar a otro soporte; es muy difícil de adaptar a cine, por ejemplo; es muy difícil de adaptar a narrativas tradicionales, prosa, porque esto es cómic puro”, indica el guionista.
El dibujante recuerda: “Le comenté a Pancho que hiciéramos la infancia y la juventud de Pinochet en sepia, la dictadura en blanco y negro, porque generalmente los recuerdos de nuestra generación son un poco en blanco y negro; uno se acuerda de días nublados, de los inviernos, los temporales, el Mapocho llevándose la renoleta y ese tipo de cosas. Y el color lo iba a dar el presente de la historia, en el año 2000, y luego la opción para el juicio –al ser sobrenatural– era hacer algo expresionista en términos de color (…). En «Juan Buscamares» y en «Duam», que son historias de fantasía, recurrí a una forma de ilustrar naturalista para hacer un poco mas verosímil algo inverosímil, un mundo que no existe. En este caso, como estábamos hablando de un personaje histórico, de algo que muchos vivimos, la idea era salirse un poco del naturalismo y buscar opciones más expresivas”.
«Los Fantasmas de Pinochet» tiene más de 130 páginas que incluyen el relato ilustrado con acuareles, témperas, lápices de colores, tintas y collages fotográficos, pero también bocetos e ilustraciones descartadas, y una abultada bibliografía. Ortega: “Fue una tarea súper grande el trabajo de guion, de investigación, de entrevistas. La cantidad de material que nos quedó fuera da como para uno o dos libros más. En la personal, creo que es el trabajo literario más duro en el que me he embarcado, pero por lejos”.
–¿Cuál fue el dato que más te sorprendió de la vida de Pinochet?
“Lo que más me interesaba era algo que me contaron. Yo edité el libro «La Guerra», de Federico Willoughby, y en la conversaciones con él, entre las cosas que aparecen en su libro está el rollo que tenía Pinohet con los gringos. El se murió jurando que los del atentado en su contra habían sido los gringos, no el Frente (Patriótico Manuel Rodríguez). Decía “los del Frente son unos pelagatos que no tienen medios, que no saben manejar un lanzacohetes. Estos son los gringos, esta es la CIA que me quiere matar”. Está la idea, que a alguna gente de izquierda no le ha gustado saber, que efectivamente había infiltrados de la CNI y de la DINA en el Frente. El decía “el Frente lo manejamos nosotros; los que realmente me quieren matar son los gringos”. Y ese delirio a mí me parecía fascinante, porque cambia un poco la historia.
Acuarela y lágrimas
Vega coincide en que trabajar en esto “fue muy duro, porque tienes que repasar todos los casos (de Derechos Humanos a los que se alude) para poder ser verosímil, por respeto a las víctimas. Eso después te afecta: ir plasmándolo, repitiéndolo y tratar de que no quede algo errado (…) Fue tan intenso que cuando estaba haciendo la página donde aparece Víctor Jara yo estaba tan emocionado que me puse a llorar sobre la página, y literalmente terminé acuarelando con lágrimas”.