

Celebrando 70 años desde su creación, el encuentro artístico más importante de Latinoamérica se realizará presencialmente, dialogando con los tiempos a través de obras sobre nuevos feminismos, disidencias sexuales, medioambiente y pueblos originarios, entre otras tensiones de la actualidad.

Sebastián Calfuqueo Aliste «ALKA DOMO», 2017
Video performance, 1920×1080, 17 minutos.
Colección: Il Posto. Foto: Juan Pablo Faus Cortesía del artista
Por_ Elisa Cárdenas Ortega
Según el teórico español Fernando Castro Flórez, el arte funciona como “un sismograma que detecta las tensiones de nuestro mundo”. Mucho de eso habrá en la 34a Bienal de São Paulo, cuyas principales actividades se pondrán en marcha a partir de septiembre en distintos puntos de esa ciudad. La curatoría encabezada por el crítico italiano Jacopo Crivelli Visconti (1973) debió sortear más de una dificultad, producto de la pandemia y de la crítica situación sanitaria a la que han conducido las políticas del Presidente Jair Bolsonaro en todo Brasil. Miles de contagios y muertes en las ciudades y un panorama devastador para las poblaciones indígenas amazónicas son parte de estos tiempos de confusión y angustia.
La Bienal se vio afectada pese a haberse abierto una parte de la muestra a inicios de este año en su sede habitual, el Pabellón Ciccillo Matarazzo en el Parque de Ibirapuera. Las diversas de las obras y los propios cambios y postergaciones del programa han hecho que, más que nunca, la bienal más importante del hemis- ferio sur y segunda más antigua del mundo (después de Venecia) traduzca las problemáticas del presente. Ante el incierto escenario local y global, Jacopo Crivelli acudió a las palabras del poeta brasileño Thiago de Mello (1926) para titular el evento «Though it’s dark, still I sing» (Aunque está oscuro, todavía canto). En conversación con «La Panera» desde Brasil, el curador nos explica: “Thiago de Mello escribió este poema en 1962, como un mensaje de esperanza en una etapa de confusión política en Brasil. Cantar para resistir el trauma y la amenaza de todo tipo, y la libertad que puede emerger de producciones hechas en condiciones de reclusión e invisibilidad son aspectos centrales en el concepto de la 34a Bienal”. La esperanza como resistencia es un sello de este esfuerzo colectivo, que se ha estado organizando desde hace dos años, fundamentado en el concepto de Relaciones. Relacionar y conectar a artistas, obras y públicos; a la Fundación Bienal de São Paulo y las más de 20 instituciones culturales asociadas que ofrecerán sus espacios para ampliar y diversificar el programa expositivo, entre septiembre y diciembre; a las dificultades que sufren diversas minorías, a nuestros territorios al sur del mundo, a los pueblos originarios. Esa idea de relación atraviesa toda la producción conceptual y formal de esta muestra colectiva y sus anexos individuales repartidos por la ciudad.
Chile a la cabeza
Y entre los 91 artistas participantes de 39 países, están los chilenos Alfredo Jaar (1956) y Sebastián Calfuqueo (1991), ambos vinculados a la Galería Patricia Ready. Calfuqueo es uno de los 9 artistas pertenecientes a pueblos indígenas convocados a esta Bienal. De origen mapuche, basa su obra en esa herencia cultural con una reflexión crítica sobre el estatus social, cultural y político del sujeto mapuche en la sociedad chilena. A través de diversos medios y soportes visuales, visibiliza las brechas y estereotipos en el cruce entre los modos de pensamiento indígena y occidentalizados. Plantea el despojo territorial y cultural que ha afectado a su pueblo históricamente, y que se traduce hoy en situaciones como la intervención indiscriminada de empresas hidroeléctricas en el Wallmapu, afectando a los ríos y arrebatando el agua a sus habitantes. Así mismo, la irrupción de empresas forestales, que han llevado el extractivismo y el monocultivo, generando escases de agua, deforestación y una merma de la biodiversidad en los bosques de esa región.
Calfuqueo responde también a la equidad de género y la reivindicación de discursos como el feminismo y las disidencias sexuales. Él mismo se autodeclara en una posición no binaria en cuanto a orientación sexual (es decir, no define su orientación estrictamente como hetero u homosexual, sino que se abre a diversas posibilidades). En este sentido, resulta interesante el rescate que hace su obra de la cosmovisión mapuche, en las características de las machis y otros representantes destacados de esa sociedad, que ancestralmente no respondían a una individualización estricta como hombre o mujer. Crivelli enfatiza el carácter inclusivo de la Bienal: “El proyecto reclama el derecho de complejidad y ambivalencia en expresiones de arte y cultura, así como en las identidades de grupos y sujetos sociales, ofreciendo alternativas al brutal antagonismo que ha caracterizado la arena política y social en años recientes. Es esencial no pretender que el otro sea lo mismo que nosotros, sino reconocer nuestras diferencias y así ampliar nuestras perspectivas y entendimiento del mundo. Las bienales están bien posicionadas para abordar esto, pues son de los pocos eventos de arte y cultura contemporáneos capaces de reunir una audiencia auténticamente diversa, y esto se comprueba en la Bienal de São Paulo”.
Para superar la locura
Para Alfredo Jaar, visibilizar las tensiones del mundo actual es parte de su compromiso como artista. Su arte basado en el contexto se expresa en instalaciones, videos, fotografías o pulcros montajes con cajas de luz, donde nos invita a involucrarnos éticamente con situaciones de injusticia, desigualdad e irregularidades que, a menudo, pasan desapercibidas en nuestras vidas. La Bienal destaca obras suyas como «Teach us to outgrow our madness» (Enséñanos a superar nuestra locura), inspirada en una novela del japonés Kenzaburo Oe sobre las relaciones padre-hijo, marcadas por la guerra y por el trauma de las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki. Alfredo Jaar puso sobre su cuerpo un cartel con esa leyenda (al estilo de las palometas publicitarias), transformándose en una especie de sándwich humano para caminar por las calles pidiendo “Enséñame a superar mi locura”, como un símbolo de lamento generacional dirigido a las sociedades futuras. Esta obra corresponde al ámbito performático de Jaar, manifestado aquí a modo de catarsis, al igual que en otras piezas realizadas en Chile antes de emigrar a Nueva York en los años ’80, y de las cuales existen registros visuales y audiovisuales.
En 2021 el encuentro celebra 70 años desde su primera versión en 1951. José Olympio de Veiga Pereira, Presidente de la Fundación Bienal de São Paulo dice al respecto: “Las diferentes versiones se han adaptado a los tiempos, y es esa capacidad de cambio y apertura a lo nuevo lo que ha permitido a la muestra conservar su relevancia. Esta 34° Bienal simboliza esto: enfrentados a tiempos desafiantes, hemos encontrado maneras de mantenernos fieles al propósito de la presente edición, sin atarnos a ideas y proyectos que han perdido su pertinencia en el nuevo contexto global. El último año intensificamos nuestra programación digital y descubrimos nuevas maneras de conectar con el público”.
En siete décadas, la Bienal ha producido más de 130 publicaciones, y este año en forma inédita, libera íntegramente su catálogo digital «Tenteio», que más que un resumen de las exposiciones, es un manifiesto con la intervención de cada uno de los y las artistas. Abundante en documentación histórica y política, testimonios, preguntas a la sociedad, textos inspiradores, rescate de autores literarios, filosóficos, etc., imágenes y atractivos diseños, este libro digital busca plasmar las preocupaciones del arte hoy. Su título también fue iluminado por Thiago de Melo, un mito viviente de la poesía brasileña, quien fuera Agregado Cultural y posteriormente exiliado en Chile, tras el Golpe de Estado en Brasil (1964), reconociendo a este rincón del cono sur como su “segunda patria”. En su obra referida al arte de elevar un volantín, Thiago de Mello explica poéticamente el significado de la palabra Tenteio: “Volar un cometa es jugar con el viento, danzar con lo intangible, tomar riesgos en movimientos. Tenteio es un movimiento que hace al cometa oscilar en el aire, testeando el peso, suspendiendo el movimiento, desviando la ruta …”. Así mismo, la 34a Bienal de São Paulo ha debido moverse al ritmo de un año extremadamente complejo, mutar de acuerdo al contexto, detenerse y reinventarse, confirmando que el proceso es tan importante como los resultados.