

Seis espacios emblemáticos para la vida capitalina sirvieron de fondo para los solos de danza contemporánea que forman «Les revenants». Se trata de danza en pantalla realizada por los argentinos Luciana Acuña y Alejandro Moguillansky, que podrá verse durante todo mayo en teatroamiltv.cl.
Por_ Marietta Santi
Danzar en el vacío, en espacios que estuvieron habitados y que por la pandemia lucen absolutamente despojados de vida. Instalar cuerpos tibios en la frialdad del abandono, en edificios de gran carga simbólica. Eso es «Les revenants» (los que regresan de la muerte), de la coreógrafa Luciana Acuña y el cineasta Alejandro Moguillansky, ambos argentinos, quienes llevaron seis intérpretes a danzar en la Bolsa de Comercio, el Instituto Nacional Barros Arana, el Museo de Historia Nacional, la Biblioteca Nacional, el Bar Giratorio y el Centro Cultural Gabriela Mistral. Los seis solos de danza cinematográficos, realizados en plena pandemia y estrenados en el Festival Santiago a Mil 2021, vuelven a la plataforma de teatroamil.tv, donde estarán disponibles durante todo mayo. Los iterpretan los chilenos Varinia Canto, Cristian Hewitt, Daniella Santibáñez, Francisca Espinoza, y Luciana Acuña.
La coreógrafa y el cineasta trabajan juntos desde 2008, por lo que no hablan de un lenguaje cinematográfico y otro danzado. Moguillansky: “Puede parecer que somos dos especialistas, uno en cine y otra en danza, pero Luciana y yo trabajamos juntos hace muchísimos años, por lo que hay un lenguaje común que atraviesa todo”.
Ella es bailarina, coreógrafa y actriz, sus obras han sido presentadas en Latinoamérica, Europa y Estados Unidos y hace 20 años es codirectora del Grupo Krapp. Él es director, guionista, montajista y productor de cine. Su más reciente filme, «Por el dinero» (2019), fue estrenado en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes.

Cristian Hewitt:
«Como hay muchos animales en el Museo de Historia Natural, mientras realizaba mi improvisación guiada me dejaba influir por sensaciones e imágenes que ellos me daban».
Ambos escogieron a los intérpretes desde Buenos Aires, y luego tuvieron una semana de ensayo presencial en Chile, con cinco a seis horas diarias de trabajo. La motivación fue rescatar los cuerpos de los intérpretes, que vuelven del lugar donde fueron confinados por la imposibilidad de realizar su arte.
Luciana: “Trabajamos sobre la idea de que los cuerpos ya no son los mismos de antes de la pandemia. La idea poética, o no tan poética, de que cuando un cuerpo se aquieta empieza a morir. Entonces, podemos pensar que estos solos son bailados por espectros, por zombis, por personas que ya no son las de antes. Que han perdido signos de vida en su mirada. Que ya son cuerpos marcados por la muerte. Son fantasmas”.
Color amarillo
Luego de los ensayos y de encontrar un lenguaje corporal que aunara el sentir de cada bailarín, Acuña y Moguillansky se instalaron en cada espacio con su equipo de filmación. Se escogió el color amarillo para el vestuario porque resalta vivamente en los lugares escogidos, todos amplios y de tonos neutros. En ellos los bailarines semejan manchas de color, que pueden ser interpretadas por los espectadores de muchas formas.
Uno de los participantes fue Cristian Hewitt, destacado intérprete de la danza independiente chilena: “Fue enriquecedor y potente volver a encontrarse con la sala de ensayo, con el cuerpo de los demás, con esta coreógrafa. Hubo mucha confianza de parte de ella en la manera en que nos movíamos, en lo que proponíamos, hubo mucha improvisación y exploración”.
A él le tocó danzar en el Museo de Historia Natural: “Recuerdo que para mí fue maravilloso, el Museo tiene una infraestructura impresionante y disfruté de bailar en torno al esqueleto de la famosa ballena Greta”.