

Por Pamela Marfil
“El débil golpe de las alas de una mariposa puede ser la causa de un huracán a miles de millas de distancia”. El Efecto Mariposa es usado para graficar La Teoría del Caos iniciada por Henri Poincaré (1854-1912) y popularizada por Edward Lorenz (1917-2008), que establece que “pequeños cambios en las condiciones iniciales crean grandes diferencias respecto al resultado final”. ¿Cuál podrá ser entonces, el efecto final de una gran catástrofe como la erupción del volcán Tambora de Indonesia en abril de 1815? Además de daños al país y a sus habitantes, el estallido provocó una nube de cenizas tan grande que interrumpió los rayos del sol en el hemisferio norte, causando que 1816 fuera llamado “el año sin verano”. Sin sol se perdieron las cosechas y llegaron la hambruna, las enfermedades y las muertes. Afortunadamente, en medio del caos siempre surge la creatividad.

La draisina, inventada por el alemán Karl Drais
Por ejemplo, el alemán Karl Drais inventó la draisina (predecesora de la bicicleta) para reemplazar el uso del caballo y el alto costo de alimentarlos (debido a la escasez de alimentos). También se dice que en aquel verano oscuro provocado por las cenizas, un grupo de amigos mataba el tiempo inventando historias de terror. Así nacieron «Frankenstein», de Mary Shelley; «El vampiro», de John Polidori; y el poema «Darkness», de Lord Byron. Gracias a esas mismas cenizas, los atardeceres se bañaron de los más impresionantes colores y efectos que fueron capturados por los artistas –aunque ninguno como lo hizo William Turner (1775-1851).
Entonces, si el débil golpe de las alas de una mariposa puede provocar un huracán, la erupción devastadora de un volcán podría haber despertado el gen creador en algunos de los genios que iniciaron la Revolución Industrial.