

En «El Arte de la Historieta», el guionista e investigador Carlos Reyes recupera un puñado de entrevistas a autores latinoamericanos y europeos, testimonio vital de la factura del género.
Por_ Rafael Valle M.
El argentino Sergio Langer dice que dibuja al tamaño en que será publicado y que en el proceso hay una caja negra que se abre y le da tiraje a su humor brutal. El francés Pierre Christin, lúcido en el oportunismo, confiesa que hace guiones de cómic porque es un medio de expresión pobre, que no necesita mucho dinero. El chileno Félix Vega, en plena factura de su cinematográfico «Juan Buscamares», cuenta por entonces que no ha hecho cursos de guión, pero sí de poesía. Su compatriota Maliki revela que hace layouts en lápiz pasta de sus viñetas, y que hace el lápiz con ideas de diálogos, mientras el español Carlos Giménez desliza que argumento, narrativa y
escenas deben estar minuciosa, quirúrgicamente definidos antes de sentarse en la mesa de dibujo.
«El Arte de la Historieta» revela que son múltiples y a veces sinuosos los caminos para llegar a ella, y lo hace en boca de un par de decenas de autores que escriben e ilustran. Es un testimonio recogido en dos décadas de conversaciones en festivales, muestras, intercambios por e-mail, reuniones de amigos y colegas, encuentros por visitas para allá o para acá por Carlos Reyes, investigador, compilador, editor y autor de cómic chileno. «Los Años de Allende» (2015), aclamada novela gráfica con vocación documental, tiene su guión y las ilustraciones de Rodrigo Elgueta, y marca un hito para el género en Chile con próximas ediciones en Corea del Sur y Austria (después de Italia, España, Cataluña, Turquía y Francia).
“Esto nace en 1999, cuando comenzamos el sitio Ergomics (www.ergocomics.cl) y surge la necesidad de llenar de contenidos esa web con artículos. Así empezamos a hacer entrevistas y la primera fue a (la argentina) Patricia Breccia, junto con Ricardo Vega. Le escribimos un correo electrónico y nos contestó”, cuenta Reyes. El libro editado por Nauta Colecciones incluye 25 diálogos y se mueve entre Sudamérica y Europa con nombres no tan masivos como el brasileño Fabio Zimbres o la chilena Rebeca Peña.
En «El Arte de la Historieta» hay biografía y confesión, técnica e instinto, y teoría sobre la práctica. “La mayoría me dice que es la mente, el cerebro el que dibuja y no la mano (…) Como elemento común se da que la mayoría de los entrevistados reflexiona enormemente sobre su trabajo. La gente piensa que quienes dibujan sólo hacen eso, sin opinión, pero hay un intento de comprender mejor el lenguaje de la historieta para poder usarlo”, dice el autor. “Lo otro que se destaca es la fluidez narrativa, que en el sentido más superficial se pueda leercorrectamente, sea legible lo que se hace”.
¿Entrevista favorita? “A Christin, porque yo era un gran admirador de su trabajo y fui al festival Viñetas con Altura, de Bolivia, y ahí lo conocí y aluciné. Tenerlo todos los días en el desayuno en el hotel permitió una entrevista larga y emotiva, con reflexiones sobre su vida personal, donde me contó más cosas de las que pude poner y con quien hemos cultivado una amistad”, cuenta el escritor.
El arte de la historieta tiene recargada la agenda de Carlos Reyes, que prepara con Elgueta una novela gráfica sobre los selknam, y está en el proceso de una historia policial con Juan Olivos y otra de aventuras fantásticas con Rodrigo López («Ñachi»). «El Arte de la Historieta» tiene material de sobra para un par de volúmenes más, alimentado por autores que piensan y hablan y hablan: “Sorprende ver que en esta gente que trabaja en solitario, cuando tiras una cuerda, se desenreda una madeja maravillosa”.

«El Arte de la Historieta» Nauta Colecciones $14.000