

Por_ Pamela Marfil
En vocablo náhuatl significa aceitoso. Es un superalimento por sus altos contenidos en ácidos grasos omega 3, fibra, antioxidantes, calcio y proteínas. Además, es bajo en sodio, no contiene colesterol ni gluten. En la civilización Azteca precolombina, además de nutriente, se usaba como medicina y como ofrendas a sus dioses. Precisamente por esta última razón, los españoles conquistadores prohibieron el cultivo de la chía ordenando que fuera reemplazada por granos como el trigo y la cebada, con lo cual su cultivo se redujo drásticamente y a lugares más bien aislados de México y Guatemala. Hoy sabemos que para los Mexicas fue uno de los cereales más importantes, junto al maíz y el frijol, gracias a dos valiosos documentos: el Códice de Mendoza, realizado por escribanos aztecas e intervenido por españoles; y el Códice Florentino escrito por Fray Bernardino de Sahagún. En la década de los 90, un grupo de agricultores redescubrió la valiosa semilla en mercados locales y la Universidad de Arizona en Norteamérica impulsó un proyecto para conocer y demostrar todas sus propiedades. Actualmente se comercializa en variados formatos farmacéuticos. Sin embargo, ninguno puede reemplazar a la semilla natural que en su interior contiene atributos de superalimento y antioxidantes que permiten su almacenamiento natural por largos períodos.