

En «Bone» conviven la fantasía al estilo de «El Señor de los Anillos» y la comedia de los cartoons. Con esa fórmula –llena de matices y lecturas– se convirtió en un clásico que ya cumple 30 años.
Por_ Rafael Valle M.

«Bone» se publicó entre 1991 y 2004, en 55 episodios. En la imagen, Thorn y Fone Bone enfrentan al mal que acecha a Barrelhaven.
La amenaza del oscuro Señor de las Langostas se cierne sobre la apacible Barrelhaven, villorio del que surgirán héroes inesperados, predestinados y acaso olvidados, como una atlética abuela y el viejo dueño de una taberna. Así se inicia una aventura plagada de peligros y revelaciones, donde a la épica-fantástica se suma el protagonismo que también se ganan Fone, Phoney y Smiley Bone, tres primos que llegan inesperadamente a Barrelhaven y que en su apariencia y moral de comedia parecen salidos de dibujos animados o historietas de funny animals.
“Se podría decir que «Bone» es una mezcla entre los dibujos animados de Bugs Bunny y «El Señor de los Anillos»”, contaba hace años Jeff Smith (1960), ilustrador y guionista, al diario español «El Mundo» sobre esa aventura estrenada en junio de 1991. La partida fue de manera independiente, autopublicando en Cartoon Books tras dejar el estudio de animación que compartía con dos amigos. Y el dato explica el pulso de layout, de hacer que el dibujo se vea animado de viñeta a viñeta, el que recorre los 55 episodios que completan «Bone». “Recuerdo que mi papá se sentó un día y me mostró cómo dibujar al Pájaro Loco. Era una versión realmente simplificada, como dibujar una luna creciente. Yo tenía 3 o 4 años. Me mostró cómo dibujar un ojo; cómo tenía la parte blanca y cómo la pequeña parte negra era la pupila y que apuntaba hacia adelante. Cosas muy rudimentarias, pero que todavía están conmigo”, recordó también el autor estadounidense, esta vez a «The Comics Journal» (TJC). Ahí creció un gusto por los cartoons de Chuck Jones –animador clásico de Warner Bros.–, por las historietas del Pato Donald y el Tío Rico, de Carl Barks; y especialmente por «Pogo», de Walt Kelly, de pluma prodigiosa formada en los estudios de animación de Disney.
Para adultos
Las payasadas en «Bone» no son pocas y casi siempre son cortesía del ambicioso Phoney Bone con su intento de hacer dinero a costa de los demás, y del atolondrado y sonriente Smiley. La comedia es pausa, tributo, enigma (¿dónde queda el moderno y consumista Boneville del que huyeron los primos?) y a veces también gatillante de más desastres y avanzadas por los bosques donde reina Kingdok, el líder de las monstruosas Criaturas Ratas, mientras la bella Thorn descubre sus poderes de protagonista en la lucha contra el mal sobrenatural.
La aventura fue más larga de lo esperado para Jeff Smith, y «Bone» vivió hasta 2004. Publicada originalmente en blanco y negro, y ganadora de varios premios Eisner, la saga ha sido reverenciada tanto por su logrado cometido gráfico como por sus caminos, que entrelazan el relato de fantasía con la sátira, el humor y el vistazo a las relaciones humanas.
En la escritura, Jeff Smith reconoce la inspiración de «El Señor de los Anillos», pero también la de Huckleberry Finn y, sobre todo, de «Moby Dick», de Herman Melville, su libro favorito y también Biblia del bienintencionado Fone Bone, el pequeñito enamorado de la mesiánica Thorn. «Bone» toma la biblioteca para llenarse de simbolismos y lecturas, porque su autor trabajó pensando en adultos, como reveló a TCJ: “La única razón por la que los niños pueden leerlo es porque me mantengo fiel al tipo de cómic que siempre quise leer cuando era niño. Y todavía quiero leerlo, pero ahora soy un adulto, así que tengo que escribirlo para que me interese. Siempre estaba buscando un cómic con personajes tipo Astérix / Tío Rico con una historia más intensa, una aventura más grande, que estuviera más entretejida y tuviera más consecuencias”.
Y efectos hubo varios. La serie ha sido reeditada y convertida en libros compilatorios, uno de ellos incluso (innecesariamente) coloreado, y también ha tenido precuelas. El aplaudido Jeff Smith hizo una novela gráfica de Shazam para DC Comics y en 2013 se atrevió con la interesante «RASL», una saga de viajes dimensionales, donde el noir y la ciencia-fic- ción se abrazan en la mesa de dibujo de un autor que, cruzando mundos, ya hizo una historieta con rótulo de clásico.