Alber Elbaz “La Moda es como el chocolate, debe producir placer”

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Conocido por hacer historia en la Maison Lanvin de París, el modisto estadounidense-israelí es el protagonista de un tributo que reúne a los principales diseñadores del mundo bajo su mantra: “El amor trae más amor”.

Por_ Alfredo López J.

Fotos_ AZ Factory / Palais Galliera

Cuando presentaba sus colecciones como el cerebro detrás de las casas Yves Saint Laurent, Guy Laroche o Lanvin, caminaba ágil y alegre entre bastidores. Con sus característicos anteojos cuadrados de pasta y perfecto corbatín, Alber Elbaz no sólo era una suerte de mago capaz de invadir la pasarela con volúmenes y caídas en una perfecta ecuación de exuberancia y ligereza, sino que además desplegaba todos sus esfuerzos por presentarse como un perfecto anfitrión.

En sus desfiles no podía faltar nada. Los dulces y tortas eran una obligación, al igual que las hamburguesas y hasta las papas fritas. Esa abundancia debía estar presente como el más amable gesto de devoción a la moda y a todos quienes la componían. “Un acto de amor, trae más amor”, sentenciaba siempre como un mantra de buena suerte.

Como si fuera el ‘mejor compañero’ de la alta costura, sus soirées marcaban la agenda, tal como sus diseños que rápidamente se convertían en los favoritos de las figuras de vanguardia y que él, sin embargo, soñaba con democratizar como un gesto de igualdad. “Quiero que mis creaciones lleguen a todos. Hoy todo el mundo debe apoyarse. Los ricos deben ayudar a los pobres, los médicos a los enfermos. Se trata de entregar algo a los demás. De eso va la vida: de dar y recibir. Hay que mirar a ambos lados y preguntarse: ‘¿Quién nos necesita? ¿A quién podemos ayudar?’ Sólo así podemos impulsar, emocionar, ir hacia adelante y tener éxito”, repetía con entusiasmo este maestro de la moda que falleció en abril del año pasado luego de una larga batalla contra el Covid-19.

Nacido en Marruecos en 1961, creció en Tel Aviv, la segunda ciudad más grande de Israel, en medio de una familia de mucho esfuerzo que desde un principio apoyó su talento. Después de graduarse en el Shenkar College con una licenciatura en diseño, partió a Nueva York y se convirtió en el principal asistente del diseñador Geoffrey Beene para luego estar al frente del prêt-à-porter femenino de Guy Laroche, en 1997. Fue el mismísimo Pierre Bergé, mecenas, editor y activista francés, más conocido por su relación con el diseñador Yves Saint Laurent con el que fundó la marca del mismo nombre, quien se dio cuenta de que el entonces joven Elbaz debía estar al frente de la casa Saint Laurent Rive Gauche. Desde ahí, cuando su nombre sonaba como el gran candidato para la dirección creativa de Chanel, su fama fue creciendo. Pero él prefirió tomar otros rumbos. 

Estética e imaginario

Dominaba la aritmética como pocos profesionales de la industria, era capaz de transformar los tejidos más rígidos en ligeros volúmenes, cortaba con precisión quirúrgica y podía ser fresco y trascendental al mismo tiempo. Era una época en que apostaba por una radical autenticidad y, por lo mismo, decía: “¡Qué horror! Cuando alguien intenta ser cool sin serlo de verdad, el resultado es un desastre”. 

Entre 2001 y 2015 le dio nueva vida a Lanvin, la más antigua casa de modas parisina cuya imagen estaba al borde del olvido. Una revitalización que quedó inscrita en la historia como un récord y que él logró implementar a través de colores vibrantes bajo una apariencia lúdica de absoluta comodidad. Nunca más se detuvo hasta que llegó el 2019 y se propuso lanzar su propia marca AZ Factory, un proyecto junto a la compañía de lujo Richemont que invadió todos los espacios de su vida. Poco después del lanzamiento de su primera colección, falleció el 24 de abril de 2021 y el mundo se consternó con su repentina muerte. 

Sin posibilidades de tributos por la pandemia, las más grandes firmas y diseñadores internacionales esperaron con paciencia para celebrar a Elbaz con un espectáculo al cierre de la Semana de la Moda de París, donde cada uno presentó un diseño inspirado en su estética e imaginario, bajo el título general «Love brings love». Homenaje desarrollado hace justo un año, en octubre del año pasado, y cuyo resultado ahora se puede disfrutar en la web del Palais Galliera http://www.palaisgalliera.paris.fr/en/exhibitions/love-brings-love-alber-elbaz-tribute-show

y/o descargar en YouTube:

http://www.youtube.com/watch?v=NqCGLGQh6UY

Alegre visión

En resumen, una lluvia de corazones rojos, 46 grandes firmas y diseñadores, con nombres de las grandes pasarelas como Pierpaolo Piccioli (Valentino), Donatella Versace, Dries Van Noten o Ralph Lauren, junto a imágenes, bocetos y otros elementos referidos a la vida del diseñador. En palabras de Miren Arzalluz, directora del Museo de la Moda de París, “al representar este tributo conmovedor y sin precedentes por parte de la industria de la moda, el Palais Galliera celebra a Alber Elbaz honrando su vida y legado e invitando a nuestros visitantes a participar en una alegre visión de la moda”. 

Además de los diseños, están los testimonios personales cargados de emoción, entre ellos, el de Maria Grazia Chiuri, actual creativa de Dior. “Cuando lo conocí, su generosidad y empatía realmente me conmovieron. Se convirtió en un hermano para mí, alguien que siempre me iluminó con su experiencia, sabiduría y amor”.

Para la diseñadora japonesa Rei Kawakubo la contribución de este pionero en apostar por la inclusión de mujeres de todas las tallas y edades con sofisticadas, pero a la vez funcionales prendas, es fundamental: “El cerebro humano siempre busca la armonía y la lógica. Cuando se niega la armonía, cuando no hay lógica, cuando hay disonancia se crea un momento poderoso que te lleva a sentir un torbellino interior y una tensión. Es lo que puede llevarte al progreso. Eso es Alber Elbaz”. Mientras que Giorgio Armani no se cansa de celebrar su lado más jovial e irónico, “como los toques alegres que aportó al glamour, el estilo que imaginó con tranquilidad. Siempre he sentido que él atesoraba la libertad, porque tenía un talento muy especial y así lo recordaremos siempre”.

Las voces en torno a su figura no se detienen, como si fueran los ecos de aquel mantra que tanto repetía: “El amor trae más amor”. Su estrategia fue la de un permanente estado pletórico. “Si algo no es cómodo, no es moderno. Se puede hacer un vestido precioso sin necesidad de que tengas que estar sentada en veinte metros de tela o que no puedas comer el postre porque te falta la respiración… La moda es como el chocolate, debe producir placer”. 

Una frase que aún resuena como si fuera una última y dulce advertencia. 

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