Artesanas de Rari incursionan en los lenguajes contemporáneos

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La artista visual chilena Josefina Guilisasti es la gestora del proyecto que reúne su propia obra con la de Paula Subercaseaux y de tres cultoras de este tradicional oficio. Inspiradas en estéticas ancestrales de América, presentan en la Galería Patricia Ready la muestra colectiva «Phyton-Morphe». 

Por_ Elisa Cárdenas O.  

Josefina Guilisasti, bronce, 2021

 

La artesanía en crin forma parte del patrimonio material chileno desde hace por lo menos dos siglos. Este oficio que es desarrollado en la localidad de Rari (VII Región del Maule), convoca y reúne a las mujeres, transmitiéndose de generación en generación el tratamiento y trenzado de los pelos de la cola de un caballo, para crear objetos ornamentales delicados y bellos, los más usuales son accesorios femeninos como aros, pulseras, collares.

Como la gran mayoría de los quehaceres tradicionales o ancestrales, este oficio se encuentra en serio riesgo, encapsulado por los tentáculos del mercado y del capitalismo global. Las nuevas generaciones de Rari emigran hacia las principales ciudades, y es poco usual que quieran seguir la tradición tejedora de sus madres y abuelas. Así es cómo, pese a la fascinación que ejerce en nuestra sociedad esta tradición artesanal, son muy limitadas sus posibilidades de crecer, difundirse y auto-sustentarse. Estas contradicciones típicas de nuestros tiempos son inquietudes que perturban y a la vez gatillan la necesidad de expresión creativa en artistas como Josefina Guilisasti. 

Siempre interesada en la cultura objetual, Guilisasti ha trabajado desde lo pictórico, ejerciendo la libertad de desplazamiento a distintos medios. En el último tiempo, toda su investigación en solitario se amplió, incorporando a especialistas para desarrollar conjuntamente trabajos de campo, particularmente desde el saber antropológico. A partir de estos cruces disciplinarios, realizó recientemente un proyecto y una exposición conjunta con un grupo de ceramistas de Quinchamalí (XVI Región de Ñuble). Esta ruta de visibilización y exploración compartida continúa ahora con la artista Paula Subercaseaux y las tejedoras de Rari, Hilda Díaz, Ruth Méndez e Inés Villalobos. Entre el 06 de abril y el 11 de mayo, juntas presentan la exposición «Phyton-Morphe» en la Galería Patricia Ready. 

Ruth Méndez, crin, 2021

 

Relación horizontal 

Phyton-Morphe es una representación escultórica que imita la estructura de un organismo vegetal. Los pueblos de la América precolombina solían ofrendar a la Naturaleza con estas formas, como una manera de agradecer a la madre tierra y pedir por las futuras cosechas. Josefina Guilisasti invitó entonces a reinterpretar esta idea, creando –cada una en su medio– objetos que emulen diversos vegetales. Ella ha venido trabajando el bronce los últimos dos años, mientras Paula Subercaseaux ha estudiado los movimientos del agua, intentando una representación artística que, en este caso, elabora en cerámica gres y porcelana. Y las artesanas de Rari se salen un poco de su rol –apegado a las formas tradicionales y la producción ornamental– para crear piezas de mayor tamaño y con categoría de únicas. 

Josefina Guilisasti comenta que ambas han trabajado en forma simultánea y a partir de los referentes surgen formas parecidas: “Las artesanas se han alejado de su formato (más cercano a la miniatura), abordando piezas que nunca antes habían elaborado. Esto ha sido un trabajo de mucho tiempo, donde planteo un quiebre de los límites entre arte y artesanía. La relación aquí es horizontal y ética. Me molesta cuando algunos artistas encargan piezas específicas a artesanos para incorporarlas en sus montajes sin siquiera mencionarlos como autores; el arte contemporáneo permite ese tipo de libertades, pero aquí vamos a compartir y dialogar, por primera vez, en un mismo espacio y bajo las mismas condiciones”.  Por su parte, Paula piensa que, “los oficios relacionados con la Geografía y la Naturaleza son algo que como país debemos valorar, cuidar y conservar. Esta manera colaborativa de trabajar que nos propuso Josefina es la más necesaria en estos tiempos. Personalmente, abordé un trabajo más bien de abstracción de la forma, representando elementos del mundo subacuático, pero surgieron muchas similitudes con las formas vegetales que ellas crearon”. 

Inés Villalobos, crin, 2021

 

Más allá de la tradición

Como artista convocante y articuladora de este proyecto, Josefina confiesa: “Estoy aburrida de las exhibiciones individuales, de conversar conmigo misma, del monólogo. Cuando entran otras voces y diversas, se hace todo mucho más interesante. Esta vez somos 5 mujeres, 5 voces, distintos oficios, distintos materiales”. 

Por otra parte, el Museo Chileno de Arte Precolombino figura como invitado de honor de la muestra, al facilitar 5 piezas fitomorfas correspondientes a culturas de México y Perú, que datan de 900 a 200 años a. C., y que fueron fotografiadas por Jorge Brantmayer, sumándose al centenar de obras producidas por las artistas y artesanas.

Hilda Díaz, crin, 2021

 

En representación de estas últimas, Hilda Díaz –nombrada Tesoro Humano Vivo– comenta que de esta experiencia: “Han salido cosas que ni siquiera imaginaba hacer. Es un trabajo que lo tengo en mi sangre, transmitido por generaciones, desde mi abuela con la cual recuerdo haber tejido, mi madre, mis tías y el traspaso a mi hija Claudia Soruco Díaz, que al principio no quería tejer y ahora se le ha transformado en un vicio igual que a mí. Esto es mi pasatiempo y mi vida, es un constante desafío ir creando cosas nuevas, pues a veces quiero hacer algo que tengo muy bien planificado, pero según los materiales y mis manos, va saliendo otra cosa. Ver los trabajos terminados es felicidad”.  

La exposición entremezcla y pone en diálogo los trabajos de las 5 autoras, en un intercambio orgánico a través de materiales nobles y con la inspiración de un motivo ancestral. 

Junto con resaltar el oficio, tanto en la artesanía como en el arte contemporáneo, esta muestra es un gesto de recuperación de nuestra cultura y patrimonio, a través de este quehacer profundamente vinculado al contexto geográfico, restableciendo las conexiones entre el territorio, el maritorio y la dimensión espiritual o celestial. Pese a que muchas artesanas son reacias a explorar y activar desplazamientos a partir de la tradición, a Josefina Guilisasti le interesa restituirles una dignidad que, lamentablemente, no es subentendida por la sociedad en su conjunto: “Algunas artesanas me comentan, por ejemplo, cómo ha sido hasta ahora el tratamiento en sus giras internacionales a cargo de entidades institucionales dedicadas a este ámbito. Los personeros viajan en Primera Clase, mientras ellas lo hacen en Business o Económica; las instalan a todas juntas en una habitación de hotel; a la hora de las presentaciones y conversatorios, son ellos los que hablan sobre artesanía o sobre sus obras, etc. Existe, de alguna manera, un trato peyorativo y yo quisiera proporcionarles a las generaciones jóvenes la posibilidad de asumirse como artistas”. 

Paula Subercaseaux, porcelana, 2021

 

Paula Subercaseaux agrega: “Creo que ellas mismas no siempre son conscientes de su talento. Si bien es una práctica patrimonial e histórica, podemos sacarla de ese contexto y la artesanía en crin puede perfectamente exhibirse en cualquier museo de diseño o de arte contemporáneo del mundo. Hay una deuda de país con ellas; no hemos sabido traspasarles la confianza para que se atrevan a salir de las formas que comercialmente son rentables y se den el permiso para experimentar. Esta vez lo han hecho y resulta muy inspirador”. 

La artesanía de Rari revisitada en una galería de arte contemporáneo en nuestro territorio, nos mueve a pensar en la profunda vinculación entre arte e identidad, en dinámicas donde la Naturaleza no es sólo un referente a emular, sino un campo de acción y sentido. 

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