Estados Unidos de América (Latina)

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Carrie Gibson nació en el sur de Estados Unidos, pero tardó años en darse cuenta que su ciudad natal, Dalton –como muchas otras–, tenía antiguas raíces hispanas, de cuando todo ese vasto territorio era el norte de América Latina. Nuestro norte.

Por_ Miguel Laborde

Gran trabajo, el de la historiadora Carrie Gibson, «EL NORTE, la epopeya olvidada de la Norteamérica hispana». Estamos tan acostumbrados a que Estados Unidos celebre su origen anglosajón, que cuesta recordar que más de la mitad fue parte del imperio español, un siglo antes.

El libro, de fácil lectura –a la manera de una conversación–, hace pensar varias cosas; de partida, que esas raíces siguen vivas, en familias más antiguas que las famosas que llegaron en el célebre Mayflower, consideradas como las más rancias de ese país.

Todo eso es parte de nuestra propia historia. Estaríamos en otro continente si México hubiera conservado esa mitad gigantesca, que incluye a California, Texas, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah, Colorado y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma. Sería la nación más grande del continente y su capital, Ciudad de México, la metrópoli mayor de toda América. Tema aparte son esos otros territorios que fueron de España y hablaban castellano, como los estados de Florida y Puerto Rico. Faltaba un estudio completo, de esa América que a veces quiere olvidar su raíz hispana.

No debiéramos olvidarla, en América Latina, puesto que hemos diseñado nuestra posición en el mundo a partir de nuestras relaciones con Estados Unidos. Por supuesto, no sabemos cómo se habría comportado México, con ese poderío imperial; o, cuál habría sido su rol en las guerras mundiales. 

El pasado no puede modificarse, pero sí el futuro. Gibson hace un llamado para que Estados Unidos tome conciencia de sus raíces y, efectivamente, se integre a la región, algo que nunca ha hecho. La misma Alemania, tan belicosa desde Bismarck hasta Hitler, ha demostrado que se puede liderar sin uso de la fuerza directa, sólo por acciones políticas y económicas: ¿Podrá ser Estados Unidos el vecino mayor, sin abusar de su poder, sin aplastar a los que están cerca?

Hasta ahora, no ha sabido. Como consecuencia, y ya lo dijo un abogado y periodista mexicano, Nemesio García, “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”… Lo mismo podría decirse de América Central, Cuba y, en general, de América Latina; el enorme país no ha sabido ser el líder de las Américas.

Se hace necesaria una nueva lectura de su historia, como la que propone Gibson, para iniciar una relación nueva, sin el desprecio que subsiste hacia los que vivimos al sur del Río Grande.

 

Los hispanos están aquí

Fue una paradoja lo que vivió la autora de este estudio, porque justo al sumirse en el pasado latino de los grandes estados sureños, al mismo tiempo comenzó a ver que las fábricas locales, necesitadas de obreros, se llenaban de ellos, los que ya son el 50% de la población local y el 70% de la juventud. La historia cerraba su círculo, parecían estar de vuelta, pero en su investigación descubrió lo contrario, nunca se habían ido.

Mientras más huellas encontraba, señales, familias y pueblos de ese origen, más le sorprendió –hacia el año 2016–, la idea de Donald Trump de alzar un muro que separara a Estados Unidos del resto de América. Lo veía inútil, absurdo, porque los hispanos ya estaban adentro desde el año 1513, cuando el conquistador Juan Ponce de León exploró y pobló el actual sur del país. Es por eso que plantea que Estados Unidos debiera considerarse, si quiere ser fiel a sus raíces, como otra parte de América Latina.

En su contundente trabajo, que se publica por la Editorial Etaf (2022), así como impresiona la magnitud de la gesta española sorprende el grado de violencia y racismo que han padecido sus descendientes. En pleno siglo XXI ha podido observar que los actuales habitantes sajones de esos estados –por ignorancia histórica–, sólo perciben a sus vecinos mexicanos como eventuales inmigrantes ilegales, no portadores de una cultura diferente. A pesar del tiempo transcurrido, afirma la Gibson, no es bueno tener un apellido español, como García, a la hora de abrirse camino en la sociedad local. Hasta los nietos de inmigrantes latinos, plenamente estadounidenses, siguen calificados de “hispanos”. Aunque hayan llegado antes sus ancestros, siguen fuera del escenario.

Ponce de León, el primero

El propio Ponce de León, el primero en explorar Florida y primer gobernador de Puerto Rico –territorios que él mismo bautizó–, es desconocido. En América Latina, a lo más, se le recuerda como el buscador de la Fuente de la Eterna Juventud, relato con escasa base real. Más interesante fue su descubrimiento de la Corriente del Golfo, la que cruza con fuerza el Caribe hacia el Atlántico, hasta hoy decisiva para la comunicación marítima con Europa. De 1521 es su última y mayor empresa en Florida, con 200 hombres, además de animales y herramientas de labranza, hito que, olvidado, anota y en silencio cumplió 500 años.

Un trabajo previo de Gibson, en torno a la historia de El Caribe, la preparó para esta empresa. Ambas fueron tareas de largo aliento. Para «EL NORTE…» recorrió más de 16 mil kilómetros buscando huellas visibles del siglo español de Estados Unidos, para luego sumergirse en archivos y bibliotecas. Grande fue su sorpresa al encontrar que Walt Whitman, la figura mayor de la poesía de Estados Unidos, ya lo había advertido en el siglo XIX. Y lo cita: “Para componer esa identidad estadounidense del futuro, el carácter español proporcionará algunas de las piezas más necesarias”.

También encontró una tendencia, hacia los años 30 del siglo XX, de escritores norteamericanos como Herbert Eugene Bolton que ya consideraban a Estados Unidos como parte de la comunidad latinoamericana que se extiende “desde Canadá hasta el extremo de Chile”. Destaca la historiadora que hoy, con 41 millones de hispanohablantes, Estados Unidos solamente es superado por México en esa categoría. Y, sin embargo, 31 estados han declarado que el inglés es su idioma oficial, en un vano intento por controlar el aumento del castellano.

La nueva historia

El trabajo de Gibson es parte de una prolífica tendencia académica actual; luego de siglos creando un relato blanco, protestante y anglosajón, metódicamente ajeno a indígenas, hispanos y negros, se está comenzando a revisar y completar el imaginario estadounidense. Y ahí, como registra la historiadora, aparecen muchos hispanos; como Antonio Álvarez de Pineda, gran explorador del país y el primer europeo en llegar a las orillas del gran Misisipi, en 1519. Otros españoles llegan a la actual Carolina del Norte, en tanto Alvar Núñez Cabeza de Vaca hace un gran periplo caminante hasta Texas, por 10 mil kilómetros en 8 años, conociendo gran cantidad de pueblos nativos diversos. 

Hernando de Soto, por excepción, fue recordado en 1928 por la fábrica Chrysler de automóviles, con sus exitosos DeSoto, de los que se vendieron más de 2 millones, hasta los años 60. El explorador De Soto recorrió Georgia, Carolina del Sur, Alabama, cruzó el Misisipi… Es uno de los primeros europeos que recorren gran parte del país.

Las desgracias de esos conquistadores son numerosas, con huracanes, naufragios, hambrunas, ciénagas mortales y, cómo no, ataques de indígenas.  

En medio, van apareciendo los paisajes de Estados Unidos, de los bisques a los desiertos y las playas del Pacífico, paso a paso. Resulta interesante ver cómo se insistió en la empresa colonizadora con proyectos muy ambiciosos, como el de construir un gran camino bordeado de pueblos desde Ciudad de México hasta Florida, empresa que se encomendó a 1.500 pobladores. 

Libros de la época, como uno de Hernando de Escalante, fueron muy útiles para completar el panorama que nos ofrece Gibson de esos viajes siempre más allá, esperando encontrar el mítico Paso del Noroeste, el que permitiría la deseada comunicación con Asia.

Si la autora pensó su libro para Estados Unidos, resulta también de alto interés en América Latina, para poder comprender mejor el devenir de nuestro continente, desde sus exploraciones hasta un presente cada vez más hispano. Por algo es que ha rondado la idea de crear un gran museo y centro cultural hispano en Miami, que actúe de puente entre las tres Américas. 

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