Desde el 21 de abril, Fernando Prats expone en el espacio y contramonumento Fragmentos, en Colombia, un lugar con un significado histórico y político que se potencia con la propuesta del artista. El proyecto se titula «Aún tendría que haber luciérnagas», cuenta con la curaduría de Varinia Brodsky Zimmerman, y fue seleccionado por un destacado jurado conformado por Julieta González, Nelly Richard y Daniel Castro Benítez.
Por_ Valentina Gutiérrez Turbay
Magíster en Estudios Latinoamericanos
Fragmentos es uno de los tres monumentos que buscan construir memoria en torno al proceso de paz entre Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP). El proceso de paz, que comenzó el 04 de septiembre de 2012 y terminó el 24 de agosto de 2016, ha significado una tensión en la sociedad colombiana: cuando se hizo el plebiscito para refrendar el texto del acuerdo el 50.2% votó en contra; y el 49.7%, a favor de la paz. A pesar de esto, se firmó un tratado en el que la construcción de monumentos es importante no sólo en el apartado de memoria histórica. En el punto tres, el cual se refiere al “Fin del Conflicto”, el arte hace parte del protocolo de destrucción de las armas del grupo guerrillero, pues éstas no pasan a ser del ejército colombiano, sino que deben transformarse en tres monumentos.
La artista colombiana Doris Salcedo, reconocida mundialmente por sus obras en torno a las víctimas del conflicto armado de su país, fue comisionada por Juan Manuel Santos, el Presidente de Colombia que lideró los acuerdos, para hacer el monumento en Bogotá. En lugar de hacer una imagen que representara el proceso de paz, Salcedo decidió construir Fragmentos un contra monumento. En tiempo récord, la artista y su equipo arquitectónico levantaron una sala de exposiciones en el centro de Bogotá, con una arquitectura sencilla y muros blancos. La obra es el suelo, el cual está compuesto por 1.300 placas de una aleación de metales que resultaron de la fundición de 37 toneladas de armas entregadas por las FARC.
Consciente de que las historias sobre el conflicto colombiano son muchas y que el proceso de paz era el inicio de la reconciliación y las acciones de memoria, Salcedo propuso Fragmentos como un espacio vivo que sería intervenido por artistas colombianos e internacionales.
Francis Alÿs, Alberto Baraya, Ana María Millán y Clemencia Echeverri son algunos de los artistas que han realizado exposiciones en Fragmentos. Para su intervención, Fernando Prats decidió trabajar en torno a las desapariciones forzadas y lo que eso ha significado para las personas y territorios en Buenaventura, Valle del Cauca. El caso de Buenaventura funciona como un crisol en el que se ven las violencias históricas a las que ha estado sometida la diáspora africana que habita esta región, el impacto de la globalización y el capitalismo salvaje en las comunidades que han habitado históricamente las zonas portuarias, el choque entre las prácticas ancestrales y los conflictos contemporáneos, y el deterioro del tejido social en un país que arrastra un conflicto interno de más de medio siglo.
La exposición
«Aún tendría que haber luciérnagas» dialoga conceptual y espacialmente con el espacio de Fragmentos. El artista hace obras que recorren e interpretan la geografía de Colombia y se adentra plásticamente en complejidades difíciles de enunciar. En el texto curatorial de la exposición, Varinia Brodsky enuncia unas pertinentes preguntas: “¿Puede el arte ayudar a contener el horror? ¿Para qué nos trasladamos a un mensaje simbólico? ¿Qué queremos representar o es la representación en sí una idea obsoleta y tan sólo –que ya es mucho– una vía, un intento para transmutar el horror?” (Brodsky, 2022)
La exposición comienza con un pasillo en el que aparecen obras de pequeño formato, a la derecha se pueden ver algunas hechas con materiales y técnicas que remiten a obras anteriores de Prats: humo, hostias y grafito. Además de estas obras de registro minimalista, figura el texto: “En una tipografía similar a la de los neones del proyecto «El Gran Sur» con el que Prats representó a Chile en la Bienal de Venecia el 2011, aparece la palabra ‘OMBLIGADOS’, escrita con una materialidad muy orgánica lograda con cuero y agua, que se refiere a una práctica tanto indígena como de comunidades de la diáspora africana en el pacífico colombiano capaz de crear una conexión con la tierra entre los recién nacidos y su territorio al enterrar el cordón umbilical en el lugar que nacieron”.
Enfrentando estas imágenes, hay un fragmento del cielo que transita sobre la Cordillera de los Andes la noche del 21 de marzo a las 00:00 horas, que muestra en el extremo norte lo que se ve desde Colombia; y en el extremo Sur, lo que se ve desde el Cabo de Hornos.
Visualmente, esta obra remite a las luciérnagas del título y conecta el proyecto con la cordillera, una geografía ampliamente trabajada por Prats. Según Brodsky: “La desaparición de las luciérnagas, debida al desarrollo progresivo de nuestras sociedades, es una buena metáfora para aludir a la inminente extinción de la especie como resultado de un sistema de vida con excesos de toda índole. Las luciérnagas en extinción, como cuerpo poético, aluden a la ‘desaparición’ del ser y de las comunidades, y también evocan el fin de la esperanza o, en contraposición, su redención” (Brodsky, 2022)
Amplia investigación de campo
Después de recorrer este pasillo, se llega a una instalación de sitio específico en la que Prats simula las placas del suelo hechas de armas de los desmovilizados de las FARC con hostias. Esta pieza cobra un sentido en el contexto colombiano pues remite a «Grano», una instalación realizada por Miguel Ángel Rojas en 1980, en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, en la que el artista copió la trama del piso de ladrillo del museo con tierra caliza granulada y tintes vegetales, y que es considerada una pieza angular en el desarrollo del arte contemporáneo del país.
«Sin Título» de Prats, no busca mimetizarse con el suelo de Fragmentos, pero al hacer la operación de copiar el tamaño y disposición de los paneles que la componen, logra el mismo efecto onírico de «Grano». En la sala aparecen otras obras que tienen una relación cercana a las que Prats realizó para la exposición «Acción medular», en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Buenos Aires en 2017, en las cuales usó cartas, humo y hostias. Al interpretar esta muestra, el teórico Sebastián Vidal Valenzuela plantea que, “Prats imprimió un testimonio de lo sagrado en las palabras borroneadas y oscurecidas por el humo. De esta forma, la hostia se marcaba en la palabra comprimida por el humo, producto mismo del fuego, dando un sentido ritual y purificador al acto de memoria” (Vidal, 2018)
Esta lectura tiene sentido en los trabajos presentados junto a la instalación principal en Fragmentos, pues Prats reúne documentos sobre las desapariciones forzadas con papeles ahumados en los que imprime las lenguas de 14 líderes sociales de Buenaventura. Por la potencia de los materiales utilizados y su afilada realización, Prats logra proponer una mirada poética y crítica que se refiere a una situación puntual y concreta, pero que se puede tomar desde lo abstracto para interpelar a un observador más amplio. Si bien es claro que hay una investigación de campo amplia, el artista llegó a una propuesta plástica depurada, es un aporte desde el arte a la comprensión de las distintas tensiones que están en juego en Colombia hoy.
Brodsky, Varinia. (2022). Aún tendría que haber luciérnagas. Texto curatorial de la exposición «Aún tendría que haber luciérnagas», en Fragmentos Espacio de Arte y Memoria, Bogotá.
Vidal, Sebastián. (2018). «El corazón del pan: Claudio di Girólamo y Fernando Prats». Texto curatorial de la exposición «PANEM», en el Centro de Extensión UC.
