Icono del gran cine europeo, fetiche de directores como Fellini y Monicelli, está siendo evocado a través de homenajes, recuerdos y una película protagonizada por su hija Chiara, que debutó en la última edición de Cannes.
Por_ Andrés Nazarala R.
(@solofilms76)
“Hice «La Dolce Vita» hace 35 años y los americanos han decidido que soy un latin lover”, dice Marcello Mastroianni con molestia en «Mi ricordo, sì, io mi ricordo», documental que su compañera de vida Anna-Maria Tatò realizó poco tiempo antes de su muerte.
Frente a la cámara, el italiano repasa algunas de las más de 170 películas en las que participó, aborda su desconocido paso como cantante de ópera, ofrece su mirada sobre el mundo y objeta con particular énfasis su fama de galán. Es que Mastroianni, quien nació hace un siglo, fue mucho más que eso. Se formó como actor teatral en la década del 40 hasta que el Cine llamó a su puerta y consiguió un papel en una adaptación de «Los Miserables» (1948), a cargo del director italiano Riccardo Freda. A diferencia de otros actores que han tenido que sacrificarse hasta encontrar el reconocimiento, el carisma de Marcello le trajo un éxito automático. Al poco tiempo estaba trabajando con maestros de la talla de Mario Monicelli, Dino Risi, Luchino Visconti, Jules Dassin y Michelangelo Antonioni, entre muchos otros. Su encuentro con Federico Fellini, quien lo dirigió primero en «La Dolce Vita» (1960), daría inicio a una de las sociedades más emblemáticas de la pantalla grande.
“Soy tu alter-ego”, le gritó en broma el director cuando le entregó el León de Oro honorífico en el Festival de Venecia, en 1990.
No es fácil escoger las mejores películas de un actor que no paró de trabajar por 50 años, pero hay títulos representativos e inevitables para entender los matices de una de las figuras más relevantes del Séptimo Arte. Esta lista es injusta e incompleta (quedan fuera varias decenas de títulos importantes) pero permite comprender las tonalidades de un maestro de la interpretación.
- «Vida de perros» (1950)
El gran Mario Monicelli, pionero de la Commedia all’italiana, co-dirige junto al cineasta Steno, esta tragicomedia sobre las desventuras de una revista itinerante de variedades. Aunque el actor tiene un rol secundario, el filme funciona como el germen de un fenómeno en proceso de formación. Monicelli, un cineasta tan hilarante como brutal, comenzaría aquí a probar su receta de combinar la risa con el espanto.
2. «Noches blancas» (1957)
Luchino Visconti deja de lado el estilo neorrealista de sus obras anteriores en beneficio de la estilización en esta entrañable adaptación de la novela homónima de Dostoievski.
Mastroianni le da vida a Mario, un oficinista solitario que se convierte en confidente de Natalia, una joven triste con el corazón roto.
3. «Los desconocidos de siempre» (1958)
El gran hit en la filmografía del ya mencionado Monicelli,es esta comedia sobre un grupo de ladrones idiotas que de alguna manera asentó los códigos para obras posteriores sobre robos torpes. El actor comparte cámara con algunos de los grandes genios de la comedia italiana como Vittorio Gassman y Totò (nombre artístico de Antonio Vincenzo Stefano Clemente). El elenco incluye a la siempre adorable Claudia Cardinale.
3. «La Dolce Vita» (1960)
Una de las grandes obras cinematográficas de todos los tiempos. El actor interpreta a Marcello, un periodista romano que se mueve en los submundos de la élite de la época, y se obsesiona con perseguir a una célebre diva del cine mudo que ha llegado a la ciudad. La escena en la Fontana di Trevi junto a Anita Ekberg es un momento imborrable de la cultura popular, pero es más que una sucesión de postales icónicas. Entre fiestas y brindis, Fellini logra componer un retrato sensible de la decadencia social, la soledad y la muerte.
4. «La noche» (1961)
La muerte (presente aquí también), el amor, el deseo y el hastío. El gran Michelangelo Antonioni orquesta esas temáticas en una película elegantemente construida y asombrosamente actuada, en la que Marcello interpreta a un escritor que vive una crisis conyugal junto a su mujer, interpretada por la siempre impecable Jeanne Moreau.
5. «8 y ½» (1963)
Fellini lleva a su actor fetiche a territorios demandantes en los que esta cinta se impone como su obra maestra. Un recuento de vida, entre la realidad y la ficción, las vivencias y las ensoñaciones, realizado por un director de cine en crisis que Mastroianni –como alter ego del propio Fellini– interpreta con maestría. “La mejor película sobre cine que se ha hecho”, señaló en su momento el célebre crítico Roger Ebert.
6. «Matrimonio a la italiana» (1964)
Esta comedia dramática de Vittorio De Sica reúne una vez más al actor con Sophia Loren, con quien tuvo siempre una química arrolladora, al punto que fueron conocidos como “la pareja de oro”. Aquí interpreta a un millonario que conquista a una mujer frágil en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. ¿Tuvieron algo fuera de la pantalla? Ellos siempre lo negaron a pesar de la energía sexoafectiva que transmitieron en nada menos que 14 producciones.
7. «Casanova 70» (1965)
Esta comedia, nuevamente de Monicelli, explota al máximo el carisma del protagonista, quien interpreta a un hombre que sólo puede experimentar el deseo sexual en situaciones de peligro. La premisa es ingeniosa y da pie para una serie de escenas hilarantes y disparatadas en las que el galán comparte momentos con Virna Lisi y Marisa Mell, entre otras deidades femeninas de la pantalla grande.
8. «La gran comilona» (1973)
Marco Ferreri, el más provocador y disruptivo de los cineastas italianos, une al actor con Ugo Tognazzi, Philippe Noiret y Michel Piccoli, entre otros, para narrar lo que pasa cuando cuatro hedonistas se juntan en una mansión con la idea de comer hasta la muerte. Una comedia extrema y literalmente “vomitiva” que recibió el Premio de la crítica en Cannes.
9. «Una jornada particular» (1977)
Mastroianni y Loren, una vez más. Esta vez se ponen al servicio de un filme humanista en el cual ella interpreta a una mujer en crisis; y él, a un periodista homosexual que ha quedado sin trabajo por sus críticas al fascismo. Esta fábula de soledad y afectos transcurre en mayo de 1938, el día en que Hitler llega a Roma para abrazarse con Mussolini. Dirige Ettore Scola.
10. «Adiós al macho» (1978)
Esta rarísima película de Marco Ferreri no debería formar parte de una selección tan acotada, pero refleja acaso los riesgos que siempre tomó el actor en su carrera. Su personaje es un italiano excéntrico que en Nueva York hace buenas migas con un francés (Gerárd Depardieu) quien encuentra el cadáver de King Kong en la playa. Desde entonces se hará cargo de su cría. Una ácida fábula sobre el machismo y el ocaso de la Humanidad.
11. «Ginger y Fred» (1985)
Una de las obras más entrañables de Fellini. Dos ancianos que alguna vez se hicieron famosos por interpretar a los míticos bailarines Ginger Rogers y Fred Astaire –Giulietta Masina (Amelia) y Marcello Mastroianni (Pippo)– se reencuentran décadas más tarde en Roma para participar en un programa de televisión. El cineasta lanza nuevamente sus dardos en contra de la cultura del espectáculo y el exitismo italiano.
12. «El paso suspendido de la cigüeña» (1991)
La obra maestra del cineasta griego Theo Angelopoulos vuelve a reunir a Mastroianni con Jeanne Moreau, para narrar la vida de los refugiados en la frontera entre Grecia y Albania. El italiano interpreta a un político griego que sobrevive en este contexto frío y brumoso conocido como “sala de espera”. Otra obra alegórica de este director que lamentablemente murió atropellado por una moto en 2012.
13. «Tres vidas y una sola muerte» (1996)
Con su genialidad habitual, el chileno Raúl Ruiz cruza tres historias protagonizadas por un mismo hombre. Un tipo que sale a comprar fósforos y regresa dos décadas más tarde, un académico que se convierte en mendigo, además de un empresario que inventa una gran ficción para cubrir turbiedades financieras. El arte de narrar historias en una cinta delirante.
14. «Viaje al principio del mundo» (1997)
Melancólica y contemplativa, la última y premiada película de Mastroianni, dirigida por Manoel de Oliveira, lo tiene recorriendo Portugal en los zapatos de un anciano que se reencuentra con sus raíces.