Retrospectiva en el MoMA. Las cinco caras de Wolfgang Tillmans

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Por_ Ignacio Szmulewicz R., desde Nueva York

Wolfgang Tillmans (1968) es cool. Retratos de la vida nocturna, vistas de puentes en construcción, vestimenta en desuso que yace sensualmente, ciudades teñidas de una paleta cromática dramática, detalles de escenas domésticas, descubrimientos tecnológicos y toda la ternura de cuerpos modelando aparecen con un aura a la vez nostálgica y moderna, bañada de color, luz, contraste y extrañeza. Todos los ingredientes del Universo creado bajo el lente de Tillmans.

El Museum of Modern Art (MoMA) le rinde un homenaje con la enorme retrospectiva «To Look Without Fear», curada por Roxana Marcoci. El visitante del recinto neoyorquino es recibido por un inusual video que registra la batalla de una pierna desnuda por encontrar el equilibrio. Titulada «Einbein (Leg)» de 2017, la pieza demuestra la aflicción del autor por los cuerpos en constante disputa con la estabilidad. El público es despedido con la instalación «Science Fiction / Happy in the Here and Now» de 2001 que, sin quererlo, transforma al blanquecino espacio de la calle 53 en una monstruosa oda a las selfies con enormes espejos frente a un mortecino aire de resaca. ¿Quién es este creador visual? ¿Cuáles son las características de su personal estética? Y, ¿qué elementos lo vuelven tan contemporáneo?

De lo ínfimo a lo grandioso

Nacido en 1968 en Remscheid, un pueblo cercano a Düsseldorf en Alemania Federal, se mudó tempranamente a Hamburgo donde encontró un hobby con las imágenes abstractas formadas con máquinas fotocopiadoras láser Canon NP-9030. En esta ciudad tuvo su primera exposición a los 20 años sólo para descubrir su pasión por la fotografía y trasladarse a inicios de los 90 a Londres donde cursó estudios en el Bournemouth and Poole College of Art and Design. Publicó sus primeros libros cuando el siglo XX llegaba a su fin, «For When I’m Weak I’m Strong» (1996) y «Burg» (1998), y al despuntar el nuevo milenio obtuvo el Premio Turner. Por vez primera, el mayor reconocimiento al arte joven británico se le otorgó a un fotógrafo y de nacionalidad distinta a la inglesa. 

Tillmans se ha convertido en uno de los exponentes más feroces de la fotografía contemporánea. Su pasión es tan penetrante que puede pasar de lo ínfimo a lo grandioso con amor y delirio –valga «Milkspritz» (1992) de botón de muestra–. Mientras la Humanidad abraza las posibilidades de la imagen vertical en pixel en los teléfonos móviles y tablets, este fotógrafo alemán insiste en transgredir la planitud por una diversidad de propuestas que vulneran los formatos pasando a habitar un espacio amplio, extendido y objetual, apostando por la instalación, por la sorpresa que producen los juegos de escala y textura, y por el contraste entre lo infinitamente lejano y lo monstruosamente cercano. En una entrevista de 1998 decía: “me pueden llamar un artista de instalación por cómo uso y juego con el espacio”. ¿Cuál es su aporte a la fotografía, la instalación, el arte y la vida en general? A continuación, cinco caras de una misma moneda. 

1. Inquieto

Una visión a vuelo de pájaro detecta un rasgo transversal: el joven Tillmans nunca está detenido, su ojo jamás satisfecho. Busca y busca, incansablemente, y se adentra en terrenos donde va más allá del registro de sus amistades, instalando una apuesta tanto sobre el contexto de la campaña War on terror hasta las formas más sutiles en que se revela la imagen con manchas lumínicas en el borde de la abstracción. En ese transitar, los resultados suelen ser disímiles. Con las noticias de los medios de comunicación se vuelve lacónico y carente de grises, algo que el propio título de su serie emana, «Truth Study Center», versus cuando explora las mil y una facetas de un viaje aéreo transatlántico en su serie «Concorde Grid» (1997), donde los mínimos cambios se amplifican cual prisma. 

2. Queer

Cuerpos en estado de contorsión, éxtasis, encanto, relajo, trance o goce, entregados al sonido musical, la fiesta y las drogas. Este fue el universo que catapultó a Tillmans a la esfera pública en revistas como «i-D» o «Interview». Aquí jugó un papel el under de fines de los 80 y de los 90, sea en su Londres adoptiva o en la Berlín posterior a la caída del Muro. Estas composiciones dan cuenta de un paisaje erótico y diáfano en tiempos de locura y frenesí, fuera de toda norma y luchando contra el establishment, la guerra y el SIDA. Es una constelación de personas con las que habitó alrededor de ruinas post-industriales y ciudades abandonadas: Lutz & Alex, Adam, Lars, al igual que las bandas electrónicas como Aphex Twin o St. Étienne. De especial belleza es la dupla de «Rachel Auburn & Son» (1995) y «Kazumi & Sister Francis» (1996) en el choque de rudeza y cotidianeidad.

3. Clínico

Existe también, en el arco opuesto del bastardismo de las fotocopias de los 80, un artista devoto de los contornos filosos, de los ángulos perfectos y los colores planos. En las instantáneas de la serie «Neue Welt (New World)» (2008-2012) se deja ver una inquietante entrega hacia los resultados propios de la tecnología de punta, algo que integra el temor tanto hacia el fin de lo humano como una veneración de sus logros en el terreno de la ciencia. El ojo natural se abre a un nuevo horizonte donde el Hi-Fi es la ley del día. 

4. Misterioso

En su arte se encuentra una hebra única. Su lente presta especial atención en aquellos momentos, sujetos y escenas donde la Humanidad se enfrenta a su límite. ¿Qué yace más allá de ese borde? En el punto donde el cuerpo se contorsiona, «Anders pulling splinter from his foot» (2004); o bien donde se revela un interludio con lo animal, «Deer Hirsch» (1995); o en el crepitar de las olas en una playa, «La Palma» (2014); Tillmans da cuenta de una inclinación por lo impredecible, imprevisto, irreconocible e inconcebible de la imperfección. Un arrojo sin miedo alguno (Without Fear del título) hacia transitar por las fronteras de lo humano con lo vegetal, animal o sideral. 

5. Cool

Quizás ninguna otra faceta de Tillmans sea tan locuaz como la de retratista. Cuando enfrenta a una persona, emerge una conexión de una belleza a la vez discreta y tierna, pero repleta de detalles, a ratos realista y en otros barroca. El fotógrafo navega por la historia de la visualidad buscando los elementos que le otorgan un carácter tan fino como elegante. Y así entra en la cultura de masas, sin el furor dionisiaco de un David LaChapelle ni la analítica apolinia de Annie Leibovitz. Ese estado, be cool, lo deja a la saga de la perfección de Jeff  Wall, la satírica de Martin Parr o la conceptual de Cindy Sherman, bebiendo más de la frontalidad de Nan Goldin o de la estética cinematográfica de Paul Thomas Anderson. Al capturar la performance de «Frank, in the shower» (2015), la calma de «John Waters sitting» (1996), el glitter de «Remy at Spectrum» (2015), la empatía de «Anders in kitchen» (2011) o la sensualidad de «Smokin’ Jo» (1995), se reserva un sitial único en la cohorte de retratistas.  

Estilo + Personalidad

En esta muestra del MoMA, Tillmans libera a la fotografía de su condición de referencia, de su lugar en las revistas y medios de comunicación, del marco y la moldura, del discurso escrito y la teoría del arte, instalándola en un pedestal donde puede ser la única reina de la noche. Un universo donde la imagen y sus relaciones juegan una predominancia esencial. Quizás por lo mismo, esta exhibición conecta con el ADN de la sociedad globalizada y su entrega hacia la visualidad en todo orden de cosas y en cada segundo del día: moda, diseño, arquitectura, paisaje, estilo, actitud, banda sonora, el ambiente completo transformado en composición visual (puede dialogar con la obra de fotógrafos jóvenes como Diego Urbina o Texas Isaiah). Piezas como el retrato de «Dan» (2008); o unos guantes colgando a contraluz, «Wet Room, Gloves» (2010); o una solitaria hierva, «Weed» (2014); enfatizan las ambigüedades de lo visual. Así, la Meca del arte contemporáneo da en el grano, llevando al público a enfrentarse con anquilosadas palabras, como “estilo” y “personalidad”, que vuelven a tener una renovada vida en un artista alemán tan conectado con el aura del presente. 

Wolfgang Tillmans

«To Look Without Fear» 

Hasta el 01 de enero 2023

www.moma.org

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