

Paloma Herrera explica por qué su dirección ha revitalizado este estilo en el Teatro Colón, dándole la relevancia que merece. La temporada 2019 anuncia importantes títulos e invitados de gran nivel, como Misty Copeland e Isaac Hernández. Con ellos, la ex primera figura de la danza internacional está decidida a mantener la inspiración de sus bailarines.
Por_ Marietta Santi
Devolverle al Ballet del Teatro Colón el lugar que siempre tuvo, luego de una etapa que lo llevó a casi no figurar en la cartelera bonaerense. Esa es la misión que se propuso Paloma Herrera (1975), ex primera figura del American Ballet Theatre, a la cabeza de la tradicional compañía argentina desde 2017. Y le ha ido excelentemente bien. Más programas, más funciones, invitados de primer nivel, y algo impensado durante mucho tiempo: el cartel de sold out colgado en la boletería.
–La Temporada 2019 se distingue por un repertorio casi netamente
clásico…
“El ballet clásico siempre será importante, hay que mantenerlo y son los grandes teatros los que tienen esta misión. Por eso lucho para que el Ballet del Teatro Colón tenga más funciones, baile las mejores obras, con los mejores repositores”, dice la ex niña prodigio de la danza, desde Buenos Aires.
Es una convencida de que el ballet clásico siempre será relevante, y que nunca pasará de moda: “Hay que seguir adelante. Hay bailarines maravillosos que pueden hacerlo a un nuevo nivel. Y el público siempre lo está esperando. No porque se hayan hecho muchas veces, la gente se aburre con estos títulos, al contrario, el «Lago de los Cisnes», «Giselle», «Don Quijote» siempre tienen un tremendo éxito, son obras imperecederas que todos quieren ver una y otra vez”.
Apunta a que la clave está en cómo se muestran estos clásicos. “Si los presentas con una mirada actual, con primeras figuras de jerarquía, excelentes solistas y un sólido cuerpo de baile, la gente los recibe con emoción y mucho entusiasmo. El público tradicional lo agradece siempre y para el público nuevo resultan muy atractivos”.
Paloma insiste en que los títulos de siempre, como «La Sylphide», «Lago…» o «Coppelia», entre otros, “atraen y atrapan al público y a las nuevas generaciones”.
“Por supuesto, también hay que montar producciones de piezas contemporáneas, inspirar a los bailarines a hacer cosas nuevas. Pero una cosa no quita la otra: por un lado puedes traer cosas nuevas y por otro, mantener la tradición, que no sólo es importante por la magnificencia estética que entrega, también es la que preserva el amor del público por la danza”.
Para Paloma es evidente que el ballet cubre una tremenda necesidad de belleza, de comunicación universal y de conocimiento: “Además, la técnica clásica es la que entrega las herramientas para que losque los bailarines puedan enfrentar todos los estilos, antiguos y contemporáneos”. Y la que desde siempre ha impulsado el desarrollo de otras artes escénicas, como la escenografía, sirviendo además de inspiración para trascendentes composiciones musicales, basta pensar en Tchaikowsky, Prokofiev o Stravinsky.
Con todo eso en la cabeza, Paloma dio forma a la temporada 2019 del Ballet del Teatro Colón, la tercera encabezada por ella. De acuerdo con sus deseos y los de la compañía, este año hay más funciones por título y se suma un ciclo. La temporada partió este mes (3 al 14) con «Don Quijote», de Vladímir Vasíliev (1940), remontada por él mismo. En los roles principales estarán Isaac Hernández, premiado con el Benois de la Dance como mejor bailarín 2018; y Margarita Shrainer, del Bolshoi. En mayo llega la reposición de «El Corsario», y en junio lo más actual se hará presente en la Noche Clásica y Contemporánea, programa compuesto por el «Allegro Brillante», de George Balanchine; «Fancy Free», de Jerome Robbins, y «Clear», del australiano Stanton Welch (director del Ballet de Houston).
En agosto, Misty Copeland protagonizará «La Sylphide», acompañada del argentino Herman Cornejo, también figura del ABT. Y en octubre le toca el turno a «La Cenicienta», el título familiar de la temporada, con el brasileño Marcelo Gomes (ex ABT) en el rol del príncipe.
Para finalizar el año no habrá «Cascanueces», como es tradicional en muchas compañías, sino una nueva producción de «El Lago de los Cisnes», que promete convocar a las grandes audiencias amantes del ballet. “Armar una temporada, como las que quiero hacer, es mucho trabajo. Me gusta que todo encaje, que los invitados sean los exactos, que la producción sea de la versión que a mí me gusta, que las personas que vienen a montar sean las adecuadas… hay un montón de piezas en el rompecabezas”, dice.

Paloma Herrera. Foto: Cristián Beliera.
–¿Cuáles fueron los desafíos que tomaste para armar la
temporada 2019?
“Lo principal es seguir el foco con que entré: tener más funciones, más repertorio, que los bailarines estén todo el tiempo en el escenario, trabajando e inspirados. La verdad es que la temporada del año pasado fue hermosa y muy emocionante, por los títulos, por cómo trabajó la compañía, por el público. El «Don Quijote» que haremos ahora, no es un Quijote cualquiera, viene el propio Vasíliev a montarlo, y con brillantes bailarines invitados, pero también se les da valor a los bailarines de la casa”.
–«Clear», la pieza contemporánea, es bastante dificultosa técnicamente.
“Sí, es mortal. Es muy distinta, son todos hombres y una chica. Aproveché porque siempre la compañía se pone a prueba un poco por las bailarinas. Como realmente el nivel de los varones es excelente, me pareció muy importante que se luzcan y esta obra lo permite”.
–Dentro de los mismos clásicos hay un recorrido.
“Exacto. «La Cenicienta» (en la versión de Ben Stevenson), que dentro de todos los clásicos es el más familiar, está pensado para los nuevos públicos. Es un título que atrae, así como lo hizo «Coppelia» el año pasado. Y terminamos con una nueva producción del Teatro Colón para «El Lago de los Cisnes» con escenografía nueva, de Mario Galizzi. Es un abanico de títulos, no es todo igual, es un recorrido para que los bailarines se sientan inspirados y aprendan. El tener un espectro grande de repertorio y estilos permite crecer artísticamente”.
Primeras figuras
–¿Cómo decidiste a los invitados? Partiendo por Isaac Hernández.
“Isaac es muy joven, tiene un montón de publicidad, integra la compañía de Tamara (Rojo), el English National Ballet, y está haciendo muchas cosas. Creo que es perfecto para «Don Quijote». Lo quería invitar hace mucho tiempo y el título era para él, así es que feliz cuando aceptó. A Misty Copeland la conocía del American Ballet. A Isaac lo conozco de nombre solamente y como bailarín. Con Misty estuve en la compañía (ABT), compartíamos camarín”.
–Ella te menciona en su biografía.
“Exacto. En este momento está a full, con muchas cosas. Es una muestra de que la compañía está muy bien, porque esta gente que tiene un montón de invitaciones, se hace el tiempo para venir al Teatro Colón. Para mí como directora es muy emocionante”.
–¿Y Marcelo Gomes?
“Bueno, Marcelo es ideal para «La Cenicienta». Nos tocó bailar bastante juntos, me dio las gracias por elegir un papel tan bonito para él. En este momento es el rol preciso para Marcelo, porque tiene mucho partenaire, él es muy príncipe, y la música es maravillosa”.

Marcelo Gomes. Foto: Rosalie O’Connor
–¿No hubo problemas con que su nombre estuviera implicado en el tema de acoso sexual en el ABT?
“Siempre consulto todo en el teatro: el repertorio, los invitados, la producción. La temporada se arma en equipo y yo hablé el problema. Tenía a Marcelo en mi lista de invitados desde 2017, porque es un bailarín magnífico y es una estrella, pero su agenda con el ABT estaba full time, y en 2018 tampoco se pudo. Pregunté si era problema que viniera y me dijeron que no. La verdad es que para mí es importante su participación: es un bailarín que ha marcado una época y será de gran inspiración para la compañía”.
–¿Por qué la temporada culmina con «El Lago de los Cisnes» y no con «Cascanueces»?
“Porque el Colón nunca tuvo una tradición como Estados Unidos, donde todo el mundo termina con «Cascanueces». Me encantó hacer este ballet el primer año, porque era la maravillosa versión de Rudolf Nureyev, y así estaba programado. Como fue tanto trabajo montarla, decidimos repetirla dos años. Tuvo gran éxito y mucha gente se quedó sin verla”.

Misty Copeland.
–Hay varias mujeres a la cabeza de grandes compañías: Tamara Rojo en el English National Ballet, Aurélie Dupont en la Opéra de París, tú… ¿Te parece un síntoma de algo o simple coincidencia?
“Pienso que es coincidencia, y me parece fantástico que las mujeres estén tomando vuelo, ya que las cosas nos cuestan el doble de esfuerzo”.