

Por_ Pamela Marfil
Por siglos la humanidad enfrentó múltiples enfermedades completamente desprotegida. Millones de personas murieron, por ejemplo con la viruela, hasta que la observación y creatividad conquistaron soluciones. Ya en el siglo XI existen registros en China e India de procedimientos, llamados variolizaciones, para evitar el contagio de la viruela (producida por el Variola virus). Existieron diversos métodos, como vestir la ropa de un enfermo, aspirar costras pulverizadas, frotar en un corte de la piel algodón empapado en pus, entre otros, que conseguían la esperada inmunidad, sin antes padecer una versión muy atenuada de la temida enfermedad (con el no despreciable 3% de mortalidad). Hasta que en 1796, el médico rural inglés Edward Jenner (1749-1823) inventó la primera vacuna contra la viruela. Él observó que quienes ordeñaban vacas se contagiaban de una enfermedad similar, no mortal para los seres humanos, llamada Viruela bovina (producida por el Vaccinia virus). Al cambiar el virus de la viruela real con el que variolizaba a la personas por el virus bovino, logró la tan deseada inmunización. Esta vez, sin el riesgo de morir en el intento. Poco tiempo después, y posterior al descubrimiento de los gérmenes, Louis Pasteur (1822-1895) mantuvo el nombre de esta primera vacuna, para las nuevas, en honor al pionero de la salud Jenner y sus vacas.
Más información sobre la Historia de las vacunas y en específico de la Vacuna contra la viruela:
https://www.youtube.com/watch?v=dAXGMfSjGng
https://www.youtube.com/watch?v=XI6M4a0bEZ