Con un recorrido que revive parte de sus cuatro décadas de trabajo y suma obras recientes, la artista presenta «De Vida o Muerte», entre el 26 de abril y el 03 de junio, en la Sala Principal de la Galería Patricia Ready.
Por_ Marilú Ortiz de Rozas
“Todas las obras de esta muestra tienen relación, de alguna forma u otra, con la vida o con la muerte”, revela Francisca Sutil en su taller, en medio de un tupido bosque de árboles nativos, en la V región. Quillayes, peumos, litres, bellotos –que parecen entrar por la ventana–, inundan con su fuerza todo el espacio. Antes de seguir explicando este nuevo desafío, ella debe dar algunas instrucciones ajenas al rubro artístico. “En el campo siempre hay algo que hacer”, comenta a modo de excusa. Vive aquí hace ya diez años, en un silencio monástico, aunque alterna con largos períodos en Nueva York, ciudad donde vivió años fundamentales y formativos, que la siguen nutriendo.
Las obras que presentará en su próxima muestra en la Galería Patricia Ready, tiene una sección retrospectiva en la cual incluye creaciones muy significativas que ha conservado por mucho tiempo, “sin saber realmente por qué las fui guardando”. Paso a paso vamos revisando en su taller todas las etapas de su trayectoria, observando la continuidad y evolución de ésta. Una segunda parte de la exposición estará compuesta por obra muy reciente, que no ha mostrado prácticamente a nadie, por lo que hay mucha expectativa al respecto en el mundo del arte, en el cual Francisca se ha ganado su lugar.
Los símbolos trascienden
Una de las primeras piezas que incluye esta selección, Francisca la creó en Nueva York. Se trata de «Volcano», que alude a la fuerza de la vida. Son piezas que hizo con papel que ella misma confeccionó, de pulpa de algodón y pigmentos. Ya se notaba en esta serie de comienzos de los ochenta su pulcritud en la composición, la fuerza de su geometrismo tan puro, y el delicado minimalismo que la ha acompañado a lo largo de los años. Ha trabajado tanto en papel como en tela y en diversas otras materialidades, con fulgurantes escalas de colores e intensas o tenues monocromías.
Otra obra importante que cierra esa década de los 80 es «Atma», que realizó en una preparación utilizada durante el Renacimiento, la cual se adicionaba a las tablas antes de pintar sobre ellas, y a la que Francisca incorporó color: gesso pigmentado. En este trabajo de gran formato se combinan distintas tonalidades de elocuente amarillo que inundan de luz la retina. Su forma podría sugerir una cruz: “Los símbolos trascienden, y su título es una palabra hindú que se refiere a la eternidad del espíritu”, explica. Luego nos cuenta que posteriormente agregó pequeños puntos para incorporar en su creación la profundidad, y dio vida a la serie «Cerebrations». Un neologismo a partir de la conjunción de “cerebro” y “celebración” y, por cierto, hace eco de ambos conceptos en un resultado que adquiere una mística especial y un determinado ludismo.
Una de las piezas más destacadas de esta fase retrospectiva es sin duda «Passage» , acuarela de 11 metros de largo en la que la artista representa etapas de la existencia, en sus particulares bandas de colores verticales, casi como estilizados códigos de barras. Comienza con distintos tonos de amarillo (color que para ella alude al nacimiento), para abordar luego los rojos, que sugieren la época más vital de la existencia, y luego gradualmente va incorporando tonos que llevan a fases más maduras y plácidas. “Hasta concluir en un azul de transición que luego muta hacia el negro, el fin del camino”, comenta, mostrando cuán íntimas pueden ser estas propuestas en las cuales muchos visitantes sólo verán abstracciones.
De ese mismo año 2002 es «Homage» , su homenaje a las Torres Gemelas, consistente en un díptico que forma un cuadrado de grandes dimensiones, con barras verticales centrales en rojo, circundadas por otras en azules más fríos y oscuros. Es de una expresividad sobria, conmovedora, y plasma ese episodio de nuestra historia reciente que a ella la golpeó muy hondo. Obtuvo un importante reconocimiento en Nueva York, al ser la obra publicada en la portada del mes de ese 2002, en la Gallery Guide de la “gran manzana”.
Nuevas inspiraciones
Francisca cuenta que ella es de procesos largos y lentos, y que su obra va acusando recibo de sus vivencias. Así, su vínculo actual, casi fusional con la Naturaleza en que vive, pronto empezará a aflorar en su creación, luego de haber estado incubándolo mucho tiempo. “Si hay algo que he podido interiorizar tras una década viviendo en este lugar rodeada de árboles nativos, es que somos parte de un universo, de un todo, y lo que aparezca en mis próximas obras seguramente reflejará el estar abrazada a un paisaje y a su silencio”. En tanto, el encierro pandémico despertó una nueva inspiración en ella, y compuso unas obras en las que construyó la serialidad a partir del logo de la cadena internacional de noticias CNN, que fue protagonista de ese tiempo.
“Para mí, la CNN con su espeluznante difusión 24/7, en los años 80 mató lo local y creó la globalización. Así, esta serie pictórica es más íntima, de formato más pequeño, y ocupé su marca en rojo, para insistir en esa repetición obsesiva, violenta, que salpica nuestras existencias”.
Tiempo circular
El confinamiento también gatilló profundas reflexiones en ella, pues experimentó la aterradora impresión de que el mundo realmente se podía acabar: “Sentí que se estaba cayendo”. Y de forma muy concreta, porque en la bella zona donde vive, en los últimos años se ha acentuado dramáticamente una sequía que está haciendo estragos. Esto la está impulsando a actuar, pensar, y pronto, a crear un sistema especial de riego para sus árboles, antes de que sea demasiado tarde. Simultáneamente, en su propuesta surgieron unas acuarelas con significativas figuras redondas, soles o planetas que parecieran estar incendiándose. Para ella, crearlas fue como entrar en un estado meditativo muy especial, porque de hecho la técnica de la acuarela, en estos trabajos, exige no soltar el pincel hasta el acabado final y sin dibujo previo. Los tonos en que trabaja son tierra, pasteles, o rojos. “Para mí, el celeste alude como a la pureza que nos habita en un estado fuera del mundo; el rojo pálido puede referirse a la sangre; en tanto el negro absoluto y rotundo remite al fin. Cada color tiene un sentido simbólico propio, según mi percepción”. La figura redonda es también muy simbólica y mágica, nos lleva a un tiempo circular. A la vez, esos soles o Tierras no siempre están centrados en el papel, y hay otras figuras que intervienen, subrayando tal vez el precario equilibrio en que se sostiene todo, incluido nuestro planeta… Una obra que invita a la contemplación, a la reflexión meditativa, y al cuidado de lo que nos rodea, por sutil que sea, para la sobrevivencia futura de la majestuosa Naturaleza que conocimos. Un llamado “de vida o muerte”.
FRANCISCA SUTIL_ «DE VIDA O MUERTE»
Entre el 26 de abril y el 03 de junio, en la Sala Principal de la Galería Patricia Ready.
Visitas guiadas: 06 y 27 de mayo a las 12:00 horas.