100 años de la Radio en Chile. Un dial con voz de mujer

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Protagonizaron radioteatros y condujeron los primeros espacios matinales pensados para las audiencias femeninas en los cuales se abordó el derecho a voto. A un siglo de la primera transmisión radiofónica en nuestro país, aquí repasamos la –rara vez contada– historia de las mujeres que alzaron sus voces y le dieron nuevas miradas a la radio local. 

Por_ Pedro Bahamondes Chaud

Lenka Franulic (1908-1961).
Foto: Alfredo Molina Lahitte, 1938.
Archivo fotográfico de la Biblioteca Nacional Digital.

 

En 1945, mismo año en que Gabriela Mistral obtuvo el Premio Nobel de Literatura, la destacada periodista chilena Lenka Franulic (1908-1961) se convirtió en la primera mujer en dirigir una emisora y en poner en marcha un medio de comunicación en Chile, al asumir las riendas de Radio Nuevo Mundo. Trabajólica sin vuelta, “la croata” –como sus colegas llamaban cariñosamente a la reportera, Premio Nacional de Periodismo y una de las máximas referentes del movimiento feminista chileno– se dedicó a pautear, a hacer entrevistas e incluso tenía un espacio propio y en vivo por las tardes. No obstante, permaneció poco tiempo en el cargo y tomó nuevos rumbos. 

Con los años se paseó esporádicamente por otras radios, de Nacional y Cooperativa a Agricultura y Minería. Iba y venía, pero lo suyo siempre fue escribir. 

Aunque perdido de vista y aparentemente anecdótico, el de Lenka es un antecedente valioso y que da cuenta de la presencia y el papel estelar que ella, y otras mujeres, tuvieron desde los comienzos de la actividad radiodifusora en Chile, que este año celebra un siglo. 

En rigor, lo que se conmemora es un hecho acontecido el 19 de agosto de 1922, cuando dos ingenieros, Enrique Sauré y Arturo Salazar, emitieron una serie de piezas musicales y discursos captados por un receptor ante unos 200 invitados desde la Casa Central de la U. de Chile. Al año siguiente aparecieron las primeras emisoras, pero el avance y la masificación de la radio fue lento debido al alto costo de los equipos y el desfase tecnológico. 

La década del 40 inauguró un primer período dorado para la Radio Chilena: entró el avisaje, los contenidos programáticos se diversificaron, lo mismo las audiencias, y fue necesario ampliar el registro de voces en las transmisiones. Hasta ese entonces, el rol de las mujeres locutoras se limitaba a leer avisos publicitarios, anunciar discos y canciones de vez en cuando, y a musicalizar las continuidades entre un programa y otro. Esto último comenzó a mutar rápida y considerablemente, pero en el camino hubo que derribar algunos cuantos preceptos.

Apasionados besos

El Radioteatro irrumpió como el gran género de la época. La BBC fue pionera en la producción de obras de lo que hoy llamaríamos dramas sonoros y estrenó versiones de títulos universales como «Noche de Reyes» y «El Quijote de la Mancha». La actriz y futura diputada comunista María Maluenda (1920-2011), una de las fundadoras del Teatro Experimental de la U. de Chile, formaba parte del equipo para las transmisiones de las obras en Latinoamérica. Otra memorable actriz, Mirella Latorre, conformó junto a su marido, el también actor Emilio Gaete, la dupla más querida del radioteatro nacional. La prensa publicaba notas que pretendían develar el secreto de cómo grababan sus “apasionados” besos. La carrera de Latorre dio un repentino giro cuando se convirtió en animadora y entrevistadora de televisión. Poco después partió al exilio. 

Ana González (1915-2008) deslumbró con su personaje la Desideria en el radioteatro «La familia chilena».
Foto: Alfredo Molina Lahitte, 1950.
Archivo fotográfico de la Biblioteca Nacional.

 

Maruja Cifuentes, Nieves López Marín, Eglantina Sour y Luchita Botto deslumbraron en el radioteatro. Ni una comparable, eso sí, con doña Ana González (1915-2008) y su inolvidable personaje la Desideria en «La familia chilena» de Minería. La actriz recibió el Premio Nacional de Artes en 1969, cuando ya se había llevado a su personaje para integrarse a un éxito rotundo: «Radiotanda», con el apoyo del pegajoso jingle “Radio, Radiotanda ¡Sí señor!”…

Muy mal visto

Carmen Barros (1925) tenía 19 años cuando el periodista Santiago del Campo la invitó a cantar por primera vez en Radio Agricultura. No lo pensó mucho y aceptó la inesperada propuesta. Amigo de su padre, Del Campo no sólo la contrató en la emisora, sino que además la rebautizó y presentó ante la audiencia con un seudónimo que pronto le dio fama: Marianela. “Santiago del Campo me puso así en homenaje a una ahijada suya que se llamaba Marianela y que era hija de un famoso fotógrafo de la época, Alfredo Molina Lahitte”, cuenta al teléfono la actriz y cantante de 97 años. 

La actriz Carmen Barros.
Foto: Pedro Bahamondes

 

“Ser mujer y trabajar en la radio era muy mal visto en ese entonces y más ante los ojos de cierta gente muy inculta, por cierto. Amigas de mi madre, señoras muy de su casa, la llamaban por teléfono y le decían: Raquel, ¿cómo es posible que la Carmencita esté cantando en la radio? Mi madre les contestaba, muerta de la risa: la Carmencita puede cantar en la radio porque quien la invitó es un amigo de la familia y cada noche después de actuar llega a dormir a su casa”, comenta Carmen. 

Mirella Latorre decía también que su padre –Mariano, famoso escritor chileno– no le había permitido dedicarse a la radio. Con algunas décadas de diferencia y más reciente, la recordada locutora y característica voz de la Radio Pacífico, Mabel Fernández, destacaba en una de sus últimas entrevistas que su padre solía decirle que “la radio no era ambiente para una hija de familia”. 

A pesar de ello, Carmen Barros insiste en que nunca fue del todo un terreno de hombres: “Nunca me sentí rodeada o en territorio de hombres. Cuando yo llegué, que fue aún al principio, ya había mujeres en las direcciones, saliendo al aire y supervisando distintas áreas de la programación. No estaban ausentes de lo que estaba sucediendo ahí”, relata. 

Tras sus años en Agricultura, Carmen Barros pasó también por las Radios Corporación, Chilena y Minería. En todas siguió cantando, debutó además en radioteatro, y participó de programas de conversación hasta ese entonces inéditos en la radio local. 

Otros espacios similares eran transmitidos durante la época en el mismo horario: Radio El Mercurio tenía un segmento llamado «Hora Femenina» y estaba a cargo de Hilda Müller, cronista de la época que firmaba como “Madame Veronique”.

La fórmula dio paso a nuevos programas y formatos que fueron un paso más allá, como «Romances al atardecer», de Radio Pacífico, donde leían cartas de amor del público, o «Para ellas», conducido por Marta Ubilla y Rosita Muñoz, madre e hija, donde había desde recetas de cocina a conversaciones sobre el derecho a voto y emancipación femenina. 

Amiga de la casa

A contar de los 80, los programas de concursos, noticieros y los nuevos segmentos de conversación y entrevistas les dieron a las mujeres locutoras la posibilidad de ampliar su rango de movimiento. 

De ese periodo surgieron, entre otras, Ofelia Gacitúa (Cooperativa), Raquel Kuppers (Minería), Yolanda Apablaza y Adriana Borghero, e íconos de los 70 y 80 como Manola Robles y Silvia Germani (Cooperativa); además Raquel Correa, quien comenzó en Radio Minería, invitada por Lenka Franulic, y siguió en el exitosísimo «Las mujeres también improvisan» de «El Diario de Cooperativa», y de Gabriela Velasco (Cooperativa), quienes emprendieron carreras televisivas tras su paso por el dial.  

Distinto fue el caso de Mabel Fernández y Alodia Corral. Ambas iniciaron sus carreras en los 50, tenían voces impostadas, envolventes y de prolija dicción, ambas se especializaron en programas de música del recuerdo, principalmente tangos. En una entrevista, hace diez años, Alodia Corral lo resumió todo en una sola frase: “Yo soy mujer de radio y la gente tiene una amiga en la radio que soy yo: me llaman llorando, me cuentan sus penas y cuando se casa una hija. Soy como una más de su casa”. 

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