Bajo el nombre «Couture Fantasy», el Museo de la Legión de Honor de San Francisco, Estados Unidos, celebra dos décadas de la más aclamada diseñadora china del siglo. Una mujer heredera de la Dinastía Qing, que se formó en plena revolución roja de su país y que Rihanna puso en el primer plano de la moda mundial.
Por_ Alfredo López J.
Fotos_ Museum Legion of Honor
El deslumbrante vestido amarillo que Rihanna mostró en la alfombra de la Gala Met del 2015, fue uno de los momentos más mediáticos para Guo Pei (Pekín, 1965). Un imponente diseño que debía ser asistido por cuatro personas para que se moviera frente a las cámaras. Una creación inspirada en las antiguas emperatrices y que la cantante nacida en Barbados encontró en Internet cuando revisaba el trabajo de nueva avanzada de diseñadores chinos.
El nombre de Guo Pei dio la vuelta al mundo e inmediatamente otras figuras del espectáculo como Lady Gaga, comenzaron a solicitar sus trajes sugestivos que unían modernidad botánica, el lujo artesanal de occidente y todo el imaginario de la China Imperial que siempre estuvo presente en su familia.
Esa impronta profundamente ligada con su lugar de origen fue para el Museo de la Legión de Honor el detonante para la actual muestra «Couture Fantasy» que se puede visitar hasta el 05 de septiembre en San Francisco, Estados Unidos. Más de 80 piezas que representan dos décadas de colecciones exhibidas en pasarelas tan distintas como las de Beijing o París.
La muestra no sólo indaga en la trayectoria de la diseñadora, sino que además la posiciona como un personaje clave del surgimiento de su país como líder de producción de moda en los inicios del siglo XXI. Una figura que, después del diseñador libanés Elie Saab, es la segunda persona asiática en ser incorporada a la Chambre Syndicale de la Haute Couture de París, además de haber sido elegida por la revista «Time», en 2016, como una de las 100 personas más influyentes del mundo.
Dragones y ave fénix
Hija de un ex líder del Ejército Popular Chino y de una profesora de jardín infantil, comenzó a coser a los dos años como una manera de ayudar a su mamá a confeccionar la ropa del duro invierno. En tiempos en que el uniforme Mao era considerado el único vestuario correcto en un régimen autoritario, creció como una adolescente que soñaba con trajes más holgados provistos de profusos bordados e infinidad de detalles.
“Mi abuela nació a fines de la Dinastía Qing y cuando yo era una niña a menudo me contaba historias de esa época. Tenía un cofre, en forma de tesoro, que contenía un collar de flores que ella había llevado en su cabeza el día que se casó. Recuerdo que lo ponía en mi cabeza y después dejaba que me mirara en el espejo… Cada noche me describía la ropa, de cómo ellas se vestían cuando eran jóvenes y de las telas bordadas con flores y mariposas. A menudo cierro los ojos para imaginarlo y es hermoso, como un sueño”, relata Guo Pei en las redes (@guopei) cuando se refiere a las primeras pistas de un talento que fue desarrollando también como una herencia familiar.
Cuando en 1980 formó parte del primer grupo de estudiantes de diseño de moda en China, justo después de la reforma, se contactó con occidente a través de la lectura y el cine. Después, casi como en un acto de rebeldía, presentaría en su proyecto de título el diseño de un vestido de novia que uniera occidente y también el trabajo de las antiguas costureras de su país.
Su propuesta llamó la atención y obtuvo el trabajo de diseñadora en grandes almacenes donde sus diseños se multiplicaban hasta llegar a 50 mil piezas. “Poco a poco dejó de gustarme lo que producía, quería ser libre y hacer ropa que realmente me gustara. Fue cuando renuncié y desarrollé Rose Studio”, un taller con firma de autor que fue al rescate de oficios tradicionales que prácticamente se daban por perdidos. Viajó a la provincia de Hebei en busca de bordadoras y fue puerta a puerta preguntando por mujeres que todavía guardaban los secretos de la costura tradicional. “Me propuse encontrar cosas perdidas y preservarlas. De hecho, nunca pensé deliberadamente en integrar la cultura tradicional china en mi diseño, porque eso siempre ha estado en mi sangre y lo vivo de forma natural”, ha declarado a la prensa internacional.
Su voluntad es que, en cada uno de sus diseños, prevalezca un sentido de lucha contra lo efímero, con símbolos potentes de su visión de mundo. De ahí sus elementos de fortaleza y poder como el ave fénix o el dragón.
Con un gran sentido del humor, también ha hecho frente a dificultades como las veces que ha tenido que experimentar discriminación por no provenir de los grandes centros mundiales de la moda.
El color prohibido
“Una vez un italiano me aconsejó que en las entrevistas no dijera que era una diseñadora china, sino que simplemente contara que era de origen chino. Esto fue hace una década, claro, porque afortunadamente todo ha cambiado. Ahora ya nos respetan afuera”. Esa honestidad de cómo Guo Pei (#guopei #guopeiparis) replica su visión en la moda es para Jill D’Alessandro, una de sus principales virtudes. “Lo que mostró el 2015 en la Gala Met la hizo muy conocida en Occidente, al igual que sus presentaciones en las pasarelas de París, Londres o Estados Unidos, todo con una impronta muy dramática. Sin duda, sus diseños conviven entre la moda, el teatro, la escultura y la performance. Recuerdo cuando una vez dijo célebremente: ‘Soy un producto del cambio de China’, algo que deja de manifiesto que ella es un reflejo de la moda de su país. Aunque, según mi parecer, ella representa mucho más, una narrativa de moda global”, establece la curadora de vestuario y artes textiles del Fine Arts Museums of San Francisco.
Como una fiel testigo, desde la esfera de la creación, Pei se nutre de las historias de su cultura y las lleva al terreno del lujo de las grandes capitales. “He ido creciendo con la historia de mi país”, dice al momento de describir cómo han sido estas cuatro últimas décadas.
“Mi trabajo persigue un sueño. Es el mismo sueño que me contó mi abuela. Recuerdo que yo le decía: ‘Quiero usar ese vestido amarillo que tú me describes en tus historias’. Y ella respondía: ‘No, es imposible. Ese es el color del Emperador y nosotros, los plebeyos, no podemos llevarlo’. Cuando era joven, me seguía gustando el amarillo. Pero debido a la influencia de la abuela, siempre fue algo intocable y supremo en mi corazón. Hasta ahora incluso, pocas veces me pongo ropa amarilla. Pero mi trabajo, mis obras expresan ese ideal. Y el ideal está muy por encima de la realidad. Por eso, en la mayoría de mis obras, elijo lo más deseado e inalcanzable. Eso para mí es amarillo”, confiesa.
Guo Pei: fantasía de alta costura
Hasta el 05 de septiembre 2022
https://legionofhonor.famsf.org/guo-pei
La muestra en el Legion of Honor Museum de San Francisco, reúne más de 80 diseños de las últimas dos décadas de Guo Pei. Destacan sus colecciones más importantes exhibidas en las pasarelas de Beijing y París. Sus fantásticos trajes pueden tardar miles de horas y varios años en crearse.
“El espectáculo deslumbra de arriba abajo, desde tocados que desafían la gravedad hasta calzado extravagante y todo lo exquisito que hay en el medio (…) hay un área dedicada en el nivel inferior del museo donde un grupo de pequeñas galerías exhiben las lujosas obras de Pei. Están ordenadas por tema, no cronológicamente, en los maniquíes más elegantes que hemos visto. Pero estas bellezas son sólo el amuse-bouche”, destaca la famosa revista especializada «7×7» (https://www.7×7.com/guo-pei-exhibit-legion-of-honor-san-francisco-2657165769.html).
“La primera palabra que viene a la mente al ingresar a la exhibición es `extravagancia´. La exquisita seda de su traje Da Jin (Magnificent Gold), por ejemplo, inspirado en el uniforme bordado en oro de Napoleón Bonaparte y «La novia cadáver» de Tim Burton, es el resultado de 50.000 horas de trabajo. Cada uno de los 82 vestidos del desfile representa el fruto de miles de horas de trabajo”, resalta por su parte el canal virtual «KQED» (https://www.kqed.org/arts/13911983/guo-pei-legion-of-honor-san-francisco-review).