El Fotolibro está de fiesta

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Agosto es el Mes de la Fotografía, y de norte a sur de Chile se movilizan diversas iniciativas con un creciente espíritu descentralizador, buscando dar visibilidad a las escenas regionales, y tender puentes de comunicación entre los exponentes y los públicos de esta disciplina en ebullición.

Por_ Elisa Cárdenas Ortega 

En la Región Metropolitana, una de las actividades más esperadas contribuirá a ese afán de descentralización y también se abrirá más allá de las fronteras nacionales.
Se trata de «StgoFoto. Encuentro y Feria de Fotolibro Latinoamericano 2022», que tendrá lugar entre el 18 y el 21 de agosto, en el Centro Cultural La Moneda, esperando ser la primera de muchas versiones que conciten en nuestro país el atractivo de este fenómeno en ebullición. La idea surgió del trabajo que viene realizando desde el 2016 la tienda, galería y librería Flach, situada en el barrio Lastarria. Es un lugar especializado en fotografía, donde además de exposiciones, lanzamientos de libros, charlas abiertas y encuentros con autores, cuentan en vitrina con unos 400 títulos de Chile y gran parte de América Latina. El equipo de Flach, encabezado por su creador y director, el fotógrafo documental Javier Godoy, ha sido invitado ya a encuentros y ferias de libros en México, Argentina, Uruguay y Perú, donde han podido observar cómo funciona el contacto y el intercambio entre los diferentes actores del medio fotográfico latinoamericano. 

Por primera vez en Chile, un público extenso y diverso tendrá acceso a la numerosa producción de libros en torno a la fotografía de autor, todo un fenómeno a nivel global en los últimos 10 años. Los Fotolibros responden, en parte, a la necesidad de plasmar o inscribir la obra fotográfica contemporánea, valorizando su poder simbólico en un contexto inédito de sobre-abundancia y circulación vertiginosa de imágenes. Pero no es sólo una respuesta a la vorágine y la inmaterialidad digital, también da cuenta de modelos de trabajo característicos de estos tiempos, demostrando que una obra fotográfica potencia su capacidad comunicacional cuando se desenvuelve en colaboración con otros: editores, diseñadores, curadores, coleccionistas, teóricos e investigadores de la imagen. 

Todo eso implica el Fotolibro, un trabajo mancomunado para contar una historia, muy a menudo una historia necesaria que se presenta ante el público (lector/espectador) con un orden y una secuencia narrativa, generando una experiencia similar a la lectura de una novela, de principio a fin. En un Fotolibro, el fotógrafo cuenta o muestra gran parte de su propuesta, pero también permite que este contenido se enriquezca con la palabra, ya sea a modo de crónica, reflexión o de corte más ensayístico, y con el diseño de las imágenes que pueblan las páginas. 

Ya era hora…

Para muchos fotógrafos, este tipo de publicación se ha vuelto un soporte ineludible en la difusión de su proyecto visual. 

En plena era digital, la producción de Fotolibros crece aceleradamente en el mundo, y es difundida a través de festivales, ferias y encuentros. 

A esta tendencia se sumará nuestro territorio, cuando en el hall del CCLM (@stgofotoferia y @ccplm) se den cita 30 espacios, de los cuales se reservó una invitación especial a 4 proyectos editoriales de regiones distintas a la Metropolitana, además de representantes de Argentina, Venezuela, Perú, México, Colombia, Uruguay y Paraguay; otros 14 stands que fueron resultado de una convocatoria abierta en todo el país y, por supuesto, la participación de Flach con su diverso catálogo y algunas publicaciones unitarias sin editorial. 

Libros para hojear, admirar, adquirir y coleccionar. 

Esta corriente se está transformando en una parte fundamental de la cultura visual de nuestra época, y ya era hora de que el Mes de la Fotografía tomara nota al respecto. 

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