La eterna fascinación de Maria Callas

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Amada y admirada por millones de personas a lo largo de distintas generaciones, en este año en que se cumple un siglo de su nacimiento, la figura y el legado de esta diva de voz inconfundible se mantienen intactos. 

Por_ Joel Poblete

Se acaban de cumplir 46 años de su muerte, y el próximo 02 de diciembre se conmemorará un siglo del natalicio de esta gran dama del bel canto. Considerada la soprano más emblemática y elogiada de la historia –de ascendencia griega nacida en Estados Unidos, y conocida como “la Divina”–, Maria Callas (1923-1977) ha trascendido con tal fuerza el ámbito de la ópera, que ya se ha convertido en un icono, en un símbolo incluso para quienes no están directamente familiarizados con el arte lírico. 

Destacada como “toda una socialité” por revistas como «Harper’s Bazaar», se ha escrito y dicho tanto sobre ella… En lo artístico, su ascenso a la fama internacional en los años 50 la consagró como una intérprete capaz de lograr esa fusión tan difícil de alcanzar entre el canto y lo escénico, haciendo que sus personajes se sintieran vivos, reales, creíbles incluso en medio de los argumentos más convencionales o absurdos, rescatando del olvido títulos que estaban abandonados desde el siglo XIX, convirtiéndose en referente insuperable hasta la actualidad. 

Pero además, ha dado siempre mucho que hablar por su personalidad y su vida privada, desde su carácter, intensidad y temperamento dentro y fuera de escena, hasta cómo las complicaciones de su vida afectiva –en particular su atormentada relación con Aristóteles Onassis– se fueron entrelazando con su temprano declive vocal, junto con la soledad y melancolía que vivió en sus últimos días antes de fallecer en París, con apenas 53 años. 

Divina en todos sus roles

Ninguna otra artista lírica del pasado o del presente se ha convertido en un mito al nivel de la Callas, lo que explica que este año a lo largo del mundo sean varias las actividades que conmemoran su centenario, partiendo por sus discos que, pese al paso de las décadas, nunca se han dejado de vender

Cada cierto tiempo aparece una nueva colección que asegura ser la definitiva, y esta no es la excepción: Warner Classics –que åde todas las grabaciones que la å realizó para ese sello– acaba de lanzar «La Divina: Maria Callas en todos sus roles», una completa colección dedicada a la cantante, con 131 discos, tres Blu-ray y un DVD, abarcando las grabaciones completas de óperas tanto de estudio como en vivo y, además de recitales, los registros de sus célebres clases en The Juilliard School, e incluso cortes hasta ahora inéditos que incluyen tomas alternativas y sesiones de trabajo para algunos de sus discos. 

En el país de sus raíces, la Ópera Nacional de Grecia está desarrollando actividades hasta fin de año, incluyendo una exposición en la Biblioteca Nacional, y aunque el año pasado el gobierno griego anunció que durante este verano europeo se inauguraría un museo dedicado a la soprano, aún no se confirma una fecha definitiva para la apertura, pero al menos se avanza en la restauración de la casa en Atenas donde la Callas vivió entre 1937 y 1945 después del divorcio de sus padres, en donde ahora funcionará la Academia de Artes Líricas. Además, a lo largo de este 2023 se ha presentado en distintos países «Callas 100», una serie de conciertos itinerantes con sopranos actuales como la rusa Olga Peretyatko y la griega Myrtò Papatanasiu, con la actriz italiana de cine Laura Morante como narradora; sus próximas fechas serán en escenarios tan prestigiosos como el Carnegie Hall de Nueva York y el Musikverein de Viena. Por su parte, en el entorno de uno de los teatros más asociados a su carrera, la Scala de Milán, en noviembre se inaugurará una nueva exposición en el Museo Teatrale alla Scala, con la colaboración de figuras como el diseñador Giorgio Armani. 

Una carrera llena de roles

Asumido “callasiano”, es el periodista, crítico y escritor Juan Antonio Muñoz, quien llegó muy joven a fascinarse por la artista, prácticamente al mismo tiempo en que se estaba familiarizando con la lírica: “Poco después de su muerte, EMI lanzó «El arte de Maria Callas», álbum doble en vinilo con una selección de arias cantadas por ella; yo tenía 14 años, y haciendo un gran esfuerzo financiero, mi papá me regaló los discos, sin saber –quizás– que estaba dando un paso definitivo para lo que sería mi vida personal y profesional. El mundo se me dio vuelta. No sé cómo transmitir la forma en que esa voz, esas inflexiones, ese sentido dramático, comenzaron a vivir en mí. Así de enorme fue su influjo desde entonces”.

Otro fervoroso seguidor chileno es el pintor Enrique Campuzano, quien expresa: “Es un referente para los que puedan descubrir a ese diamante envuelto en sudor y lágrimas que conocemos como la Callas; ella no sólo unió la música con el texto sino que le aportó a su oficio la intensidad dramática, el significado emocional de ambos elementos. Concentró su sensibilidad estética y su inteligencia en desentrañar el significado de cada palabra del texto y cada nota de la partitura”. Juan Antonio Muñoz complementa: “No sólo fue una gran cantante, eso sería minimizarla. Fue una artista imprescindible, que rompió con convenciones largamente arraigadas, demostró que las técnicas interpretativas del teatro podían dar a la ópera una dimensión distinta y protagonizó una portentosa revolución musical, vocal y dramática. Nadie ha logrado, hasta ahora, ir más allá que ella en la construcción de sus grandes roles”.

Y en una carrera llena de roles tan emblemáticos y asociados por siempre a su interpretación, cuesta elegir sólo un personaje o una versión. “Es difícil escoger, sin duda”, advierte Muñoz, “por supuesto, se me aparecen «Norma», «Medea», «Traviata», «Anna Bolena», «Lucía», «Trovador», «Macbeth»… pero no puedo olvidar la enorme tristeza de su “Ah, non credea mirarti”, de «La sonámbula» de Bellini. 

Mientras Enrique Campuzano y el destacado diseñador de vestuario y escenografía Pablo Núñez también destacan ese título, en especial su gran escena final, este último agrega otro de Bellini, «Los puritanos», y luego comenta que “todas sus grabaciones son distintas. Es fascinante comparar registros, y comprobar cómo tenía la capacidad de generar atmósferas con sus interpretaciones… quien diga que tenía una voz fea, que escuche su «Lucía de Lammermoor» de Berlín dirigida por Von Karajan, la «Medea» y «Traviata» de Londres, o la «Norma» de 1955 en la inauguración de la temporada de la Scala…”.

Como “callasiano”, Pablo Núñez guarda con cariño el recuerdo de haber trabajado en diversas ocasiones con Filippo Crivelli, el veterano director de escena italiano fallecido el año pasado que vino varias veces a dirigir óperas en Chile, y quien pudo apreciar en directo el arte de Callas cuando fue asistente del legendario Luchino Visconti en la Scala, por ejemplo, en el icónico montaje de «La sonámbula» que la diva protagonizó en 1955 bajo la batuta de Leonard Bernstein. Núñez recuerda que Crivelli le contó desde detalles interpretativos hasta lo más cotidiano de Callas (“su tema favorito eran los perritos”): “Hablamos mucho de ella como cantante, pero además como ser humano, me comentaba que era puro instinto teatral y disciplina, pero a pesar de lo visceral en sus interpretaciones, poseía una gran inteligencia. Sigue siendo actual, vigente y moderna; cambió la historia de la ópera, se transformó en una diosa, por eso sigue siendo inmortal”. 

Divina y sublime

En una entrevista de 1985 para la revista «Ópera Chile», escrita por nuestra recordada fundadora y editora de «La Panera», Susana Ponce de León, se lee que durante su visita para debutar en nuestro país, una de las batutas favoritas de Callas, y quien la dirigiera en diversas actuaciones en vivo y grabaciones, fue el estadounidense de origen italiano Nicola Rescigno, el mismo que la recordó con nitidez: «Era divina como mujer y sublime como artista. Es cierto que fue diva, ¿y por qué no si era la más grande? Pero, por sobre todo, era una profesional, una perfeccionista que trabajaba muy duro. Y cuando su trabajo no salía como ella esperaba, se sentía muy desdichada y te lo hacía saber…». 

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