Rodrigo Zamora exhibe «Una pradera sin fin» en la Galería Patricia Ready
«Green doesn’t matter when you are blue», 2023 Óleo sobre lino, 210 x 396 cm

Fecha

Por Valentina Gutiérrez Turbay, 

Magíster en Estudios Latinoamericanos

@vgutierrezt

«Pradera sin fin», 2023
Acrílico sobre lino, 210 x 396 cm

A lo largo de su carrera, Rodrigo Zamora (Santiago de Chile, 1970 – vive y trabaja en Santiago), ha combinado la observación de su entorno, largas derivas por el centro de la ciudad o los parques urbanos, con una rigurosa labor de taller. Reconocido por la delicadeza de sus acuarelas y la nitidez de su pintura, su trabajo fotográfico ha sido fundamental para la creación de sus obras. En sus palabras: “La fotografía es el puntapié de mi trabajo. Saco fotos en Santiago; y cuando viajo, hoy en día es mucho más fácil pues siempre tengo el celular a mano, y no tengo que andar con una cámara. Cuando veo imágenes relacionadas con el tema que estoy desarrollando, saco fotografías y generalmente parto de ahí, las uso como modelo. A veces la fotografía desaparece de la pieza final, como en las de la serie «Cabezas» de esta exposición, pero siempre está ahí como punto de partida”.

Pieza por pieza

En su tercera muestra individual en la Sala Principal de la Galería Patricia Ready, entre el 02 de agosto y el 13 de septiembre, Rodrigo Zamora dará cuenta de los procesos de taller que lo han acompañado en sus años de trayectoria artística. 

Con obras en distintos soportes y técnicas, al referirse a sus trabajos de gran formato como «Vértigo» y «Green doesn’t matter when you are blue», relata: “Cuando vivía en Londres no tenía taller. Tenía una pieza que compartía con mi pareja, en la que había una mesita chica donde trabajaba, lo cual hacía imposible pintar en los formatos a los que estaba acostumbrado. Mi labor en esa época se fue enfocando en la fotografía de objetos que encontraba en la calle, usando todo Londres como inspiración y material para trabajar. En un minuto sentí la necesidad de volver a la pintura, pero no tenía espacio ni muchos materiales para hacerlo. Tenía la mesita, unas acuarelas y unas tiras de papel que se me ocurrió cortarlas en cuadraditos muy chicos (10×10 cm). En esos papeles traté de hacer bosquejos para futuras pinturas y también empecé a reproducir los objetos a los que les sacaba fotos, pero no me servían porque eran tan pequeños que no había espacio para ningún detalle”. 

Según comenta, fue entonces que se le ocurrió que podía unir los recortes, con la idea de hacer una especie de collage: “Dibujaba los objetos en un pliego de papel que ponía en el suelo, luego los recortaba en cuadraditos y comenzaba a copiarlos en acuarela. Ahí me di cuenta de que se daban ligeras diferencias cromáticas entre cada cuadrado, lo que le daba cierto carácter al trabajo”. 

Con el tiempo fue mejorando esta técnica, la misma que utiliza hasta hoy: “Generalmente, trabajo con registros fotográficos que hago yo mismo o con bosquejos que después fotografío. Tengo una plantilla cuadriculada, y voy trabajando pieza por pieza por separado, y se dan diferencias cromáticas y de dibujo. Lo que pasa en una pieza no pasa exactamente igual en la otra, no hay continuidad, se entrecorta, se produce una evidencia de la misma cuadrícula. A pesar de que cuando uno la ve, se ve como una sola pieza”, asegura. 

–Claro, pero igual siempre hay sutiles descuadres, una especie de destellos de humanidad. 

“Lo que me empezó a gustar de este proceso es que cuando miraba el trabajo de lejos, había una relación de la imagen que era muy fotográfica, pero cuando me acercaba, estaba lleno de descalces en que la labor manual se evidenciaba en la obra”. 

–¿Y persigues esa perfección fotográfica? 

“El procedimiento de trabajo se dio por una necesidad, pero me di cuenta de que el proceso quedaba en evidencia en las obras terminadas, y que le daba cierto carácter y especificidad a cada pieza. Si lo hubiera pintado completamente, se volvía un trabajo naturalista simplemente. Empecé a buscar modelos que evidenciaran aún más el procedimiento creativo, comencé con imágenes que tenían líneas rectas y diagonales, por ejemplo, ahí los ‘errores ’ que cometía al pintar se hacían mucho más evidentes”. 

Todo muy cercano y familiar

El recorrer y el observar son parte fundamental de sus obras. La calle y las vivencias cotidianas van alimentando su propuesta: “Siempre utilizo mi entorno como tema. Si estoy en el campo, el campo va a ser mi tema; si estoy en la ciudad, la ciudad va a ser mi tema. Entonces, es súper importante observar los lugares que transito; y luego, registrarlos. Generalmente los lugares que uso son los más cercanos. La cuadra de mi taller, que está entre Av. Matta y 10 de Julio, es importante porque ahí observo situaciones distintas que me parecen interesantes. A veces uso referencias de viajes, pero en general es todo muy cercano, muy familiar”, comenta. 

–¿Qué referencias podremos encontrar en la Galería Patricia Ready? 

“Hay piezas que son muy naturalistas, una es un registro del Cerro San Cristóbal que muestra un paisaje muy mexicano de unos agaves; y otra que saqué en Estados Unidos de unos pastizales en la playa, pero son imágenes muy universales. Hay otros paisajes de árboles que pinto en rojo, que vienen de fotos en el Sur de Chile o de mis recorridos en Santiago. Luego hay otro conjunto de obras que habla más del proceso de la acuarela, que son más abstractas y que usan muchas capas de pintura. Algunas son geométricas, otras tienen relación con el paisaje urbano a partir de observaciones de edificios, pero no hay traspaso desde fotografías, son inventos”. 

«Vértigo», 2023. Óleo sobre lino. 210 x 396 cm

Retomando el color

Si bien los motivos o temas que aborda este consagrado artista son naturalistas, las obras de esta muestra tienen colores muy saturados y fuera de lo que se encuentra en la Naturaleza. Esto contrasta con lo que presentó en «Formas para mantener un recuerdo presente», su exposición individual de 2017, también en la Galería Patricia Ready, donde usó principalmente tonos sepia o deslavados. 

–¿De dónde viene este cambio tan profundo en la paleta de colores?

“Con la pandemia comencé a retomar el color. Empecé a hacer análisis de ciertas fotografías desde el punto de vista del color. Me interesaron las imágenes que tenían colores más saturados”. 

–¿Los árboles de la foto en la que se basa «Vértigo» eran rojos? 

“No, son verdes, pero me interesó darles un color más saturado. Antes de la pandemia estuve en una residencia en China. Me interesaba ir a China porque venía trabajando con la tinta china negra e investigando sobre el paisaje oriental. La residencia estaba en un lugar a 500 km de Shanghái que tenía una tradición de caligrafía importante y hay una de las fábricas de papel más antiguas de China, que tiene como 10.000 años. Ahí descubrí que la tradición de la pintura China incluía muchos colores, no sólo blanco y negro como uno pensaba, sino que tenían paisajes muy saturados. Ahí se me metió el color. Estaba haciendo la serie de paisajes y tenía muchas fotografías, quería seguir trabajando monocromáticamente pero con color, así que decidí que todos los paisajes de árboles iban a ser rojos. Después empecé a trabajar otros motivos, como los pastizales, y ahí comencé a usar otros colores. Seguí trabajando las tonalidades, usando manchas de colores, superposición de colores…”. 

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